24/07/2025
La molécula es producida por bacterias del microbioma intestinal. Los investigadores demostraron que su efecto es independiente de los niveles de colesterol e hipertensión, y también descubrieron cómo bloquear su acción.
Un avance científico reciente podría cambiar el enfoque con el que se diagnostica y trata la aterosclerosis, una enfermedad que afecta silenciosamente a millones de personas en el mundo. Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) de España identificaron una molécula producida por la microbiota intestinal, el propionato de imidazol (ImP), como un nuevo agente capaz de inducir esta enfermedad, incluso en personas sin niveles elevados de colesterol.
El hallazgo, publicado en la revista científica
Nature, aporta evidencia sobre el papel central de la inflamación en el
desarrollo de la aterosclerosis y sugiere que el ImP podría convertirse en un
marcador temprano de la enfermedad. Este metabolito, generado exclusivamente
por ciertas bacterias intestinales, ingresa al torrente sanguíneo y activa una
potente respuesta inflamatoria mediante el receptor imidazolina tipo 1 (I1R),
lo que favorece la formación de placas en las arterias.
El estudio incluyó a más de 4.000 adultos
aparentemente sanos, de los cuales el 63% presentaba signos de aterosclerosis
subclínica. En aproximadamente uno de cada cinco casos, se detectaron niveles
elevados de ImP en sangre, lo que sugiere una asociación directa entre esta
molécula y el inicio temprano de la enfermedad cardiovascular, aun en ausencia
de factores de riesgo tradicionales como el colesterol alto, la hipertensión o
el tabaquismo.
Los resultados también fueron confirmados en modelos
animales. En ratones, la administración directa de ImP provocó la formación de
placas ateroscleróticas, mientras que el bloqueo del receptor I1R detuvo el
proceso inflamatorio y la progresión de la enfermedad. Para los investigadores,
este mecanismo abre una nueva vía terapéutica: combinar tratamientos
antiinflamatorios dirigidos al receptor I1R con medicamentos que reducen el
colesterol podría tener un efecto sinérgico en la prevención cardiovascular.
David Sancho, jefe del Laboratorio de Inmunobiología
del CNIC y líder del proyecto, subrayó la importancia del hallazgo: "Hasta
ahora, los esfuerzos se centraban en controlar factores de riesgo conocidos.
Pero este descubrimiento demuestra que hay personas que desarrollan
aterosclerosis por mecanismos alternativos, como la inflamación inducida por la
microbiota".
La aterosclerosis es una enfermedad crónica que
consiste en el depósito de lípidos y colesterol en las arterias, acompañado por
un proceso inflamatorio que reduce el flujo sanguíneo y puede derivar en
infartos, accidentes cerebrovasculares, muerte súbita o demencia de causa
vascular. A medida que las arterias se endurecen, el riesgo se incrementa,
especialmente en personas mayores, aunque también puede presentarse precozmente
por factores genéticos, sedentarismo, estrés, tabaquismo, diabetes o
hipertensión.
La dificultad para detectar la enfermedad en etapas iniciales constituye uno de los principales desafíos clínicos. Las herramientas de diagnóstico actuales, como las técnicas de imagen, suelen ser costosas y no están siempre disponibles en los sistemas públicos de salud. En este contexto, la detección de ImP en sangre podría representar una alternativa accesible y menos invasiva para identificar la enfermedad antes de que se manifiesten sus consecuencias más graves.
Para Pablo Lamelas, cardiólogo intervencionista de
la Fundación Favaloro, este avance representa "una muy buena noticia" que
podría allanar el camino hacia tratamientos personalizados: "Si logramos
comprobar que esta molécula es generada por una microbiota específica,
podríamos apuntar a modificar esa flora intestinal para reducir la incidencia
de enfermedad cardiovascular".
Desde el Hospital de Clínicas, el médico clínico Ramiro Heredia destacó que la aterosclerosis "es un proceso progresivo e inflamatorio que muchas veces avanza sin síntomas", mientras que el cardiólogo Alejandro Amarilla, del Instituto de Cardiología de Corrientes, valoró el descubrimiento como un posible cambio de paradigma: "Este biomarcador podría anticipar el diagnóstico incluso en personas con colesterol normal, lo que ampliaría significativamente nuestras estrategias de prevención".
A pesar de que el hallazgo debe ser validado en nuevos
estudios clínicos, los expertos coinciden en que identificar biomarcadores como
el ImP puede ofrecer una oportunidad concreta para actuar antes de que la
enfermedad cardiovascular se instale, mejorando la calidad de vida de los
pacientes y reduciendo una de las principales causas de muerte a nivel global.
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