30/06/2025
Este desarrollo posiciona a Uruguay como referente en innovación biomédica dentro de la región, ya que se trata del primer fármaco sudamericano con estas características. Especialistas locales destacan el impacto que podría tener no solo en la salud pública, sino también en la independencia científica de América Latina frente a tratamientos importados.
Un pequeño comprimido desarrollado en Uruguay podría marcar un antes y un después en el tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2 en América Latina y más allá. Su nombre es SANA, y lo que comenzó como un proyecto académico entre el Institut Pasteur de Montevideo y la Universidad de la República, hoy se consolida como el primer fármaco sudamericano de este tipo que completa con éxito la fase inicial de pruebas en humanos.
La innovación detrás de
SANA radica en su mecanismo de acción: en lugar de generar saciedad, como hacen
medicamentos ampliamente conocidos como Ozempic o Wegovy, este fármaco actúa
estimulando directamente el gasto energético del cuerpo. Es decir, promueve la
quema de grasas sin necesidad de reducir el apetito. Esa diferencia lo
posiciona como una alternativa prometedora dentro de un campo saturado de
tratamientos que se centran en inhibir el deseo de comer.
Los primeros ensayos
clínicos se realizaron en un grupo de 44 personas y duraron 15 días, con dos
dosis diarias. Los resultados fueron alentadores: los voluntarios perdieron
peso de forma significativa y, según destacaron los investigadores, sin
necesidad de hacer ejercicio físico ni modificar sus hábitos alimenticios. El
diseño del estudio buscó asegurar que la pérdida de peso estuviera relacionada
exclusivamente con la acción del fármaco. Además, se confirmó que SANA fue bien
tolerado y no generó efectos secundarios graves, un dato clave para el avance
del proyecto.
"Este logro es el
resultado de un esfuerzo multidisciplinario, respaldado por financiamiento
público y con una visión clara de transferencia tecnológica", sostuvo el
investigador Carlos Escande, uno de los principales impulsores del fármaco, en
un comunicado difundido por el Institut Pasteur. La investigación, que comenzó
hace más de una década y debió ser interrumpida durante la pandemia, logró
reanudarse y ya cuenta con la patente correspondiente, además de una startup
dedicada a escalar el desarrollo.
El paso siguiente será
la fase 2, prevista para fines de 2025, que involucrará a unas 100 personas y
se extenderá por 16 semanas. Allí se pondrá el foco en comprobar con mayor
precisión la efectividad del medicamento y analizar su impacto en una muestra
más amplia. Si los resultados son positivos, todavía restará la fase 3, que incluiría
a cientos o miles de voluntarios antes de pensar en una posible aprobación para
su uso generalizado.
La necesidad de una herramienta terapéutica eficaz contra el exceso de peso no es menor. En Uruguay, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, casi el 65% de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad. A nivel mundial, el panorama no es más alentador. Dos informes publicados recientemente por la revista The Lancet advirtieron que, de seguir las tendencias actuales, para 2050 casi dos tercios de la humanidad presentará exceso de peso, incluyendo un tercio de los niños y adolescentes.
La epidemia del
sobrepeso, sin embargo, no camina sola. Viene acompañada del avance implacable
de la diabetes tipo 2. La Organización Mundial de la Salud estima que la
cantidad de personas con esta enfermedad pasó de 200 millones en 1990 a más de
830 millones en 2022, y que la mitad de ellos ni siquiera recibe tratamiento
farmacológico. Solo en 2024, esta enfermedad causó directamente 1,6 millones de
muertes.
Desde el Institut
Pasteur, los investigadores destacan que SANA podría convertirse en una
alternativa terapéutica complementaria a las drogas basadas en GLP-1 -una
hormona que regula la glucosa-, al actuar sobre una vía diferente: la
termogénesis, es decir, la capacidad del organismo para quemar calorías incluso
en reposo. Esta línea representa, según sostienen, "una oportunidad de
transformación en el abordaje clínico del metabolismo".
Más allá de la fase
científica, el desarrollo de este medicamento representa también un hito para
la ciencia sudamericana. En una región donde la producción de tecnología
biomédica suele depender de compañías extranjeras, un fármaco creado, probado y
patentado localmente no solo es una fuente de orgullo, sino un modelo de
soberanía científica y sanitaria.
Mientras los
investigadores ultiman detalles para avanzar en la siguiente etapa de ensayos,
SANA ya despierta atención internacional y podría convertirse, en los próximos
años, en una nueva herramienta contra una de las pandemias más silenciosas y
persistentes del siglo XXI.
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30 de junio de 2025
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