04/06/2025

El Bona

La industria de la felicidad: ¿jugar o escapar?

Según la Asociación Española de Videojuegos, tres de cada cuatro gamers en todo el mundo creen que los videojuegos ofrecen estimulación mental y ayudan a reducir el estrés. Además, un 64 % considera que representan una vía saludable para afrontar los desafíos diarios y mejorar el estado de ánimo.

Tres cuartos de los gamers a nivel mundial consideran que los videojuegos ofrecen una forma de estimulación mental y alivio del estrés, mientras que el 64 por ciento también los perciben como una vía saludable para enfrentar los desafíos cotidianos y sentirse más felices, según datos de la Asociación Española de Videojuegos.

Lautaro Luciano Indaburo, un joven de 21 años que trabaja como bartender en un boliche de Buenos Aires, ilustra con claridad esta percepción. Era un viernes por la noche, agotado tras rendir un parcial complicado, lidiar con problemas en el gimnasio y llegar tarde al trabajo, cuando comentó frustrado a su compañera que ni siquiera había podido merendar. Aquella noche todo parecía salir mal, y el ambiente laboral no ayudaba: clientes malhumorados, actitudes despectivas y un altercado que lo obligó a pedir asistencia de seguridad.

Cuando terminó su jornada, lo único que deseaba era volver a casa y conectarse a su computadora. Jugó videojuegos hasta que el sueño finalmente lo venció. Para él, ese momento de juego no es un pasatiempo trivial, sino una especie de terapia. "Cuando me conecto a la PC es el momento en el que al fin me puedo desconectar de los problemas", resume. Como él, muchos otros jóvenes encuentran en el mundo virtual una forma de reconectar consigo mismos.

El crecimiento de la industria del videojuego no es casual. En 2023, se estimó que 3.260 millones de personas en el mundo, cerca del 41 por ciento de la población global, jugaban videojuegos activamente. En Estados Unidos, el 76 por ciento de los menores de edad y el 67 por ciento de los adultos se identifican como jugadores. Para el sociólogo Daniel Muriel, los videojuegos son cultura, una afirmación que resume el fenómeno.

Franco Schievenin, un joven mecánico de 20 años que trabaja en el taller de su padre y estudia en la UBA, también encuentra en los videojuegos un escape. La rutina no le deja mucho tiempo para sociabilizar, pero cuando se conecta a jugar, encuentra un momento de relajación y alegría. Dice que lo ayudan a desconectarse de su entorno y a reencontrarse con él mismo.

En 2020, el Oxford Internet Institute realizó un estudio junto a Electronic Arts y Nintendo que concluyó que los videojuegos pueden tener un efecto positivo en el bienestar mental. A través del análisis del comportamiento de jugadores de títulos como Plants vs Zombies y Animal Crossing, los investigadores hallaron que quienes jugaban más horas presentaban niveles más altos de satisfacción y bienestar. La investigación utilizó datos reales de juego, una diferencia sustancial respecto de estudios anteriores basados en encuestas.

La plataforma Mordor Intelligence estima que en 2024 el mercado global de videojuegos alcanzará los 272 mil millones de dólares y proyecta que en 2029 llegará a más de 426 mil millones. Según sus analistas, el confinamiento durante la pandemia incrementó notablemente la afluencia de nuevos jugadores, y la industria ha sabido responder con avances tecnológicos, mayor conectividad y experiencias de usuario más inmersivas.

Franco, en su día libre, está organizando un torneo para celebrar su cumpleaños. Junto a sus amigos, revivirán su infancia con Dragon Ball Z: Budokai Tenkaichi 3, un clásico de la PlayStation 2. La celebración no es solo una excusa para juntarse, sino también un reencuentro con lo que los une. Uno de los desafíos fue enseñar inglés básico a su primo más pequeño para que pueda jugar, dado que los títulos antiguos rara vez están traducidos. Maricel Occelli, doctora en Ciencias de la Educación, afirma que los videojuegos son una herramienta potente para el aprendizaje. Franco lo confirma: jugar se volvió también una forma de compartir y educar.

Kyle D'Langostino, otro de los invitados, divide su vida entre un emprendimiento de impresión 3D, la facultad y un empleo. A pesar de las exigencias, encuentra consuelo en los videojuegos de narrativa visual. Disfruta de explorar sus tramas y reflexionar sobre las decisiones que toma dentro del juego. Los domingos, su único día de descanso, se prepara para competir en el torneo de cumpleaños. A pesar de no jugar en consola desde hacía seis años, desempolvó su vieja PlayStation para entrenar.

Tomás López, de 25 años, también fue convocado. Es un jugador ocasional pero reconoce que cuando puede, los videojuegos lo ayudan a desconectar del mundo real. Disfruta especialmente de los títulos de temática histórica, donde además de jugar, aprende. Dice que muchos juegos te entrenan sin darte cuenta, y que incluso quienes no lo buscan terminan llevándose algo de conocimiento.

La diseñadora de videojuegos Alejandra Bruno, de la desarrolladora Bicho Raro Games, subraya el componente emocional y educativo de los títulos que crea. Busca generar sensaciones positivas, inclusión y respeto. Incluso cuando aparecen emociones negativas, lo hacen con un propósito reflexivo. Para ella, los videojuegos pueden y deben ser una forma de aprendizaje emocional.

Santino Fontanella, un joven de 19 años que atravesó el rechazo escolar, encontró en los videojuegos un refugio emocional. Así conoció a Franco y a través de él, al resto del grupo. Este año fue invitado por primera vez al cumpleaños en persona. Aunque su amistad nació online, al verse por primera vez se sintieron como amigos de toda la vida. Para él, los videojuegos son una vía de expresión emocional que requiere incluso control emocional: "A veces gritar enojado también es terapéutico", confiesa.

El impacto de los videojuegos va más allá del entretenimiento. En medicina, se los utiliza para tratar problemas como la ansiedad social o para rehabilitación física. Desde 2006, con la consola Wii de Nintendo, los juegos interactivos comenzaron a utilizarse en terapia para mejorar movilidad, equilibrio y reducir el dolor durante sesiones extensas. Según estudios realizados en Viena, el dolor percibido puede reducirse significativamente si se realiza a través de un entorno lúdico.

El psicólogo Germán Beneditto destaca que los videojuegos tienen potencial no solo terapéutico sino también en el desarrollo de habilidades cognitivas. Procesos como la toma de decisiones, la memoria, los reflejos o el pensamiento lógico pueden entrenarse con determinados títulos, dependiendo del tipo de juego y del jugador.

Es viernes a la noche y en un grupo de WhatsApp llamado "Cumple Fran", cinco amigos que no se ven desde hace tres años confirman su asistencia al torneo. A pesar del trabajo, las responsabilidades y los años, se reúnen para jugar. No por competencia, sino por alegría. Como dijo Franco: "El regalo no importa chicos, ustedes solo vengan, juguemos a ser felices".

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