05/06/2025
¿Por qué medios se informan hoy las distintas generaciones? ¿Qué efectos tiene esto en su forma de percibir la realidad? Aunque los soportes han cambiado con la digitalización, ¿se mantienen las mismas prácticas de lectura y análisis? ¿Cuánto tiempo en soledad o en compañía se dedica al consumo de noticias? En una era de información constante y accesible desde múltiples dispositivos, cabe preguntarse: ¿la noticia se busca activamente o simplemente aparece, como parte del flujo cotidiano?
La irrupción de las redes sociales como principal canal de distribución de noticias ha provocado una profunda transformación en el ecosistema mediático, poniendo en jaque la identidad, el modelo de negocio y la capacidad de adaptación de los medios tradicionales.
¿Siguen siendo los mismos hábitos pero en nuevas
plataformas? ¿Las personas buscan la información activamente o se la cruzan en
su recorrido digital diario? ¿Se informan solas o lo hacen en compañía? Estas
fueron algunas de las preguntas que guiaron el trabajo, que incluyó entrevistas
con usuarios de diversas edades.
Silvia, de 64 años, recordó con nostalgia sus
primeras experiencias con la radio portátil: "Escuchaba música debajo de la
almohada, ¡qué lindo, porque además elegías qué música escuchar!". A los 72,
Mirta sigue eligiendo la radio como fuente de información, aunque ya no a
través del aparato clásico: "Ahora la tengo en el celular. Escucho radio porque
quiero honestidad brutal, que me digan qué saben, qué piensan". Por su parte,
Lucía, de 40, combina el aparato de radio tradicional con su cuenta de
Instagram, desde donde accede a medios con los que se siente representada, como
Anfibia o Sudestada.
Pese a la evolución de los formatos, la radio
mantiene una audiencia fiel. Según la Encuesta Nacional de Consumos Culturales
realizada por el Ministerio de Cultura en 2023, el 67% de la población escucha
radio. Los programas musicales, informativos y deportivos lideran la
preferencia. La migración hacia plataformas digitales como el streaming no hizo
desaparecer el hábito, sino que lo adaptó a nuevas lógicas de consumo.
El especialista en medios Carlos Scolari sostiene
que la noción de "ecosistema mediático" permite entender mejor las complejas
interacciones entre tecnología, cultura, economía y sociedad a través de
diversos dispositivos. En este ecosistema, el celular ocupa un lugar central. A
través de él, se escucha radio, se ve televisión, se publican contenidos, se
chequean redes sociales, se comparte información y también se buscan o se
reciben de forma incidental las noticias.
Tiago, de 17 años, no escucha radio por decisión
propia, aunque a veces se informa de manera indirecta: "La escucho en el auto,
cuando voy a la escuela con mi mamá. Ahí me entero de un par de cosas. Después
me informo por Instagram, pero no me suelo quedar con lo primero que veo,
entonces me pongo a buscar en Internet". Su relato muestra una tendencia que se
consolida entre los más jóvenes: las noticias ya no se buscan en medios
tradicionales, sino que aparecen en los feeds de redes sociales, muchas veces
fragmentadas y sin contexto.
Este fenómeno, conocido como incidentalización de las noticias, es analizado por Eugenia Mitchelstein y Pablo Boczkowski en el ensayo El medio ya no es medio ni mensaje. Según los autores, la viralidad en redes sociales reemplazó la búsqueda activa de información, lo que provoca una pérdida de jerarquía y de profundidad en la experiencia informativa del público. Las noticias más compartidas no siempre son las más relevantes, sino las que mejor se adaptan a los formatos breves, visuales y emocionales que dominan la lógica digital.
La aparición de esta nueva cultura informativa también genera tensiones personales. Mirtha, de 72 años, cuenta que decidió dejar de usar X (antes Twitter) porque sintió que estaba dentro de un "microclima" informativo. "Tengo redes sociales, pero ahora estoy muy renegada", admite. En línea con esto, Boczkowski propone la necesidad de crear "santuarios" digitales: espacios y tiempos para desconectarse, aunque reconoce que sostener estos momentos offline resulta cada vez más difícil.
Más allá de las diferencias generacionales, todos
los entrevistados comparten una actitud crítica hacia la información que
reciben. Verifican fuentes, contrastan versiones, buscan en medios alternativos
o en sitios reconocidos. Tiago, por ejemplo, cuenta que suele consultar el
diario El País de España, y si un artículo no le resulta suficiente, recurre a
Wikipedia por su sistema de referencias. Esta práctica revela una evolución en
la alfabetización digital: ya no se trata solo de acceder a información, sino
de aprender a filtrarla, interpretarla y ponerla en contexto.
Los distintos autores que integran la bibliografía de la materia coinciden en que las prácticas de consumo de noticias están profundamente atravesadas por la tecnología, y que estas prácticas varían según la edad, el entorno y el acceso a los dispositivos. Una reciente encuesta de la consultora Taquion confirma esta tendencia: cada generación configura su vínculo con la información de manera distinta, moldeada por la tecnología disponible, sus hábitos cotidianos y sus expectativas respecto al rol del periodismo.
En un entorno mediático en permanente
transformación, donde el teléfono celular es tanto una ventana al mundo como un
canal de expresión personal, los modos de informarse se vuelven cada vez más
híbridos, espontáneos y personalizados. La noticia ya no siempre se busca: a
menudo aparece, se desliza entre historias, se camufla entre memes y se
resignifica en la conversación digital. Y aunque los medios tradicionales
intentan adaptarse, la identidad de la noticia, su contexto y su profundidad,
están hoy más desafiados que nunca.
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