11/06/2025
Investigadores publicaron en Nature Communications que, de continuar el calentamiento global, la frecuencia de los ríos atmosféricos podría duplicarse hacia el año 2100. Este aumento, advierten, estaría acompañado por un incremento significativo en las precipitaciones extremas, lo que podría tener un impacto profundo en regiones vulnerables, incluyendo la Antártida.
Un nuevo estudio liderado por investigadores del British Antarctic Survey (BAS), en colaboración con científicos internacionales, advierte sobre el impacto creciente del cambio climático en la Antártida. Según simulaciones climáticas de alta resolución, los llamados "ríos atmosféricos" -masas de aire cálido y húmedo que se desplazan por miles de kilómetros- se volverán más frecuentes e intensos hacia finales del siglo XXI.
Aunque actualmente estos fenómenos son poco
frecuentes, ya representan una fuente significativa de precipitaciones sobre el
continente blanco. Los modelos proyectan que hacia el año 2100 podrían
duplicarse en cantidad, mientras que la precipitación que generan -ya sea en
forma de lluvia o nieve- podría incrementarse hasta dos veces, alterando el
delicado equilibrio climático y contribuyendo al aumento del nivel del mar.
Michelle Maclennan, principal analista del estudio,
explicó: "Este es el primer trabajo que analiza cómo estos fenómenos
meteorológicos extremos podrían cambiar en respuesta al calentamiento
antropogénico del siglo XXI. Los ríos atmosféricos aportan precipitaciones
masivas a la Antártida e influyen significativamente en la variabilidad de las
nevadas".
El equipo utilizó un modelo climático de alta resolución con 40 simulaciones independientes para proyectar los cambios entre 2066 y 2100. Aplicaron herramientas específicas para identificar estos sistemas de transporte de humedad, comparando dos escenarios: uno con los umbrales actuales y otro ajustado al aumento previsto de vapor de agua en la atmósfera. Esa diferencia metodológica resultó clave para interpretar la magnitud del impacto.
Los científicos advierten que con temperaturas más
cálidas, estos sistemas pueden provocar lluvias y derretimiento de la
superficie, lo que a su vez podría desestabilizar plataformas de hielo y
acelerar su colapso. Sin embargo, en otro escenario posible, las mayores
nevadas podrían contribuir a reponer el hielo perdido en el océano.
El estudio concluye que el principal efecto de los
ríos atmosféricos será aportar más nieve a la capa de hielo antártica, lo que
podría mitigar temporalmente el aumento del nivel del mar. No obstante, también
se alerta sobre su capacidad de desencadenar procesos de deshielo mediante la
acumulación de aire cálido o la caída de lluvia, especialmente si no se reducen
las emisiones de gases de efecto invernadero.
La capa de hielo de la Antártida contiene suficiente
agua como para elevar el nivel del mar global en casi 60 metros. Por eso,
incluso alteraciones menores en su dinámica pueden tener consecuencias
descomunales a nivel planetario.
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