14/07/2025
La intervención fue realizada por un equipo médico del Centro de Ciencias de la Salud de UCLA en colaboración con la Universidad del Sur de California. El receptor fue Óscar Larrainzar, un hombre de 41 años y padre de familia, que llevaba siete años sometido a diálisis debido a complicaciones renales.
Por primera vez en la historia de la medicina, un equipo de cirujanos logró realizar con éxito un trasplante de vejiga humana. El procedimiento, considerado un avance pionero, se llevó a cabo el pasado 4 de mayo en el Centro Médico Ronald Reagan de UCLA, en Estados Unidos, y fue posible gracias a la colaboración entre especialistas del Keck Medicine de la Universidad del Sur de California (USC) y UCLA Health.
El paciente, que
llevaba siete años en diálisis tras haber perdido su vejiga y ambos riñones a
causa del cáncer, recibió un trasplante combinado de riñón y vejiga. La
operación, que se extendió por más de ocho horas, marcó un punto de inflexión
en el abordaje clínico de casos complejos de disfunción vesical severa.
"El riñón comenzó a
producir orina de inmediato y no se requirió más diálisis tras la cirugía. La
función renal se restableció al instante y la orina drenó correctamente hacia
la nueva vejiga", explicó Nima Nassiri, director del Programa de Trasplante de
Aloinjerto de Vejiga Compuesta Vascularizada de UCLA, quien codirigió el
procedimiento junto a Inderbir Gill, director ejecutivo de Urología en USC.
Durante años, los
especialistas consideraban inviable un trasplante de vejiga debido a la
complejidad de su estructura vascular y su ubicación en la pelvis. Sin embargo,
tras cuatro años de trabajo conjunto, el equipo logró diseñar una técnica
quirúrgica adecuada, además de un ensayo clínico y la aprobación de las
autoridades regulatorias correspondientes.
Actualmente, los
pacientes con disfunción vesical grave o que han perdido la vejiga por alguna
patología suelen someterse a cirugías reconstructivas que utilizan segmentos
del intestino para crear un nuevo reservorio urinario. Aunque efectivas en
algunos casos, estas intervenciones presentan múltiples complicaciones, como
infecciones recurrentes, deterioro renal o trastornos digestivos.
Según Gill, este tipo de trasplante podría convertirse en una alternativa menos invasiva y más fisiológica: "El trasplante de vejiga ofrece un reservorio urinario más parecido al normal y puede evitar muchas de las complicaciones asociadas con el uso del intestino".
Sin embargo, los
especialistas también advierten que existen riesgos, especialmente vinculados
al rechazo del injerto y a la necesidad de inmunosupresión crónica. Por ello,
los principales candidatos para este tipo de intervención, al menos en esta
etapa inicial, son pacientes que ya requieren inmunosupresores por otros
trasplantes, o aquellos que necesiten un trasplante renal combinado.
Aún quedan
interrogantes sobre el funcionamiento a largo plazo de una vejiga trasplantada,
así como sobre el manejo inmunológico más adecuado. No obstante, los médicos
consideran que este primer caso abre la puerta a nuevas posibilidades en el
tratamiento de pacientes con vejigas severamente dañadas. "Queremos saber si
este enfoque puede ofrecerles una mejor calidad de vida. Es apenas el comienzo,
pero representa un paso crucial hacia adelante", concluyó Gill.
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