03/06/2025
Las campañas políticas tradicionales quedaron atrás con el avance acelerado de la tecnología, especialmente de la inteligencia artificial. Las elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires expusieron un uso polémico de estas herramientas, generando fuertes reclamos. El caso plantea interrogantes sobre cómo enfrentar los riesgos que traerán los próximos procesos electorales.
Lo que hasta hace pocos años se entendía como campaña política ha quedado desfasado ante la irrupción acelerada de nuevas tecnologías, especialmente de la inteligencia artificial (IA). Las recientes elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires revelaron un uso problemático de estas herramientas: un espacio político y sus candidatos denunciaron maniobras engañosas que abrieron un debate urgente sobre los riesgos que podrían replicarse en futuros procesos electorales a nivel nacional y provincial.
Un antecedente clave ocurrió en las elecciones
presidenciales de Estados Unidos en 2024, donde Donald Trump resultó electo. En
esa ocasión, se observó por primera vez un uso intensivo de IA en la generación
y difusión masiva de desinformación mediante artículos, videos e imágenes
falsas. Este fenómeno se expandió rápidamente a otros contextos, replicando
esquemas similares en campañas de distintos países.
Argentina no quedó al margen. El presidente Javier
Milei ha sabido capitalizar las redes sociales como herramienta central de
comunicación política. Estas plataformas fueron determinantes para su ascenso y
siguen siendo el canal principal desde el cual difunde logros, responde a críticas
o ridiculiza a sus opositores. Entre los recursos que utiliza con frecuencia,
destacan imágenes creadas por inteligencia artificial, muchas veces replicadas
por sus seguidores y referentes de su espacio.
Durante las elecciones en la Ciudad de Buenos Aires,
un video generado mediante tecnología deepfake -imágenes y voz manipuladas para
simular declaraciones del expresidente Mauricio Macri- generó una fuerte
polémica. El montaje, difundido a instantes de iniciarse la veda electoral,
anunciaba falsamente el retiro de la candidatura de Silvia Lospennato, quien
finalmente resultó electa. Aunque el hecho fue repudiado por la oposición,
desde sectores cercanos al oficialismo minimizaron el episodio, considerándolo
irrelevante.
El caso despertó preocupación en diversas fuerzas políticas que temen una escalada de estas prácticas en las elecciones legislativas de Buenos Aires y en los comicios nacionales, donde se renovarán bancas en el Congreso. Especialistas en comunicación política advierten sobre el potencial disruptivo de la IA en las campañas actuales.
Gabriel Slavinsky, consultor en campañas
electorales, sostiene que "lo que parecía una herramienta del futuro, ya es un
componente central del presente". Según Slavinsky, quienes no comprendan este
nuevo escenario corren el riesgo de quedarse atrás: "Será una era con menos
verdad, menos realidad, más emocionalidad y menos responsabilidad".
El impacto legal de estas herramientas también es
materia de debate. El Código Nacional Electoral penaliza a quienes engañen a
otros para inducirlos a votar de determinada manera o a abstenerse. Sin
embargo, la normativa actual no contempla con claridad cómo abordar situaciones
vinculadas al uso de IA generativa y suplantación de identidad digital.
Diego Armesto, abogado constitucionalista, señala que el caso de la Ciudad podría encuadrarse dentro del Código Contravencional, que prevé sanciones menores como arresto o trabajo comunitario ante la sustitución de identidad digital. Más relevante aún es el artículo 140 del Código Electoral, que castiga el engaño con fines electorales. Armesto advierte sobre la falta de legislación específica para regular estos nuevos métodos de manipulación en un año clave, con elecciones provinciales en septiembre y nacionales en octubre.
Desde una perspectiva más amplia, el politólogo
Mario Riorda destaca que el verdadero peligro no radica en la tecnología per
se, sino en sus usos maliciosos, como los deepfakes. Para Riorda, estas
prácticas vulneran principios fundamentales de la democracia: "Se manipula la
información que debería permitir una decisión libre y consciente, se dañan
reputaciones, se falsea el debate público y se socava la representación
política".
El riesgo es mayor, añade, cuando se suplanta la
identidad de figuras públicas para tergiversar sus ideas o posturas. Esto
configura un tipo de autoritarismo disfrazado, donde se silencia el disenso
mediante falsificaciones que promueven visiones míticas y distorsionadas de la
realidad. Además, alerta sobre la creación de tendencias artificiales y
conductas tribales en redes sociales, cargadas de expresiones violentas,
racistas, sexistas y humillantes.
En cuanto al impacto electoral, Riorda considera que, si bien la deepfake de Macri no alteró significativamente los resultados porteños, sí marcó un punto de inflexión en los límites que la política tradicional consideraba inquebrantables. "Las intenciones de voto estaban consolidadas desde hacía tiempo, y el movimiento más visible fue el corrimiento de votos hacia La Libertad Avanza, pero no atribuible directamente a ese video", explica.
Marco Rossi, abogado especializado en IA y director
del Laboratorio DYNTEC de la UNT, también expresó su preocupación por la
utilización de IA generativa en contextos políticos. "Estamos ante un escenario
sin precedentes. Se trata de una tecnología capaz de imitar rostros, voces y
gestos con tal precisión que pone en duda la veracidad de lo que vemos y
escuchamos. Eso, en términos democráticos, es gravísimo".
Rossi diferencia esta situación de las fake news
tradicionales, al destacar que ahora la amenaza se agrava por la capacidad de
generar contenido falso en tiempo real y por múltiples canales digitales,
especialmente redes sociales. "La protección de datos biométricos es
prácticamente inexistente, y eso abre la puerta a una manipulación sin
controles", sostiene.
El riesgo es claro: si no se regula rápidamente el
uso de inteligencia artificial en campañas políticas, lo que está en juego no
es solo la limpieza de una elección, sino la credibilidad del sistema
democrático en su conjunto.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
6 de junio de 2025
5 de junio de 2025