28/05/2025
La violencia ginecoobstétrica sigue siendo una de las más silenciadas. ¿Por qué resulta tan difícil hablar de esta problemática? ¿Cómo afectaron las políticas de desmantelamiento a las personas que la sufren? La campaña busca visibilizar estas realidades.
Según el último Relevamiento de Atención Ginecobstétrica en Argentina, realizado por el Observatorio de Violencia Obstétrica y publicado el 13 de mayo, el 36% de las mujeres y personas con capacidad de gestar afirmó que sus decisiones fueron ignoradas o manipuladas por el personal médico, especialmente cuando rechazaban intervenciones. En muchos casos, se recurrió a tácticas coercitivas, amenazas y maltrato verbal o físico para forzar la aceptación de tratamientos.
En este contexto,
la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecoobstétrica impulsó una serie de
acciones para visibilizar esta forma de violencia. Durante la Semana del Parto
Respetado (13 al 20 de mayo), varios monumentos de la Ciudad de Buenos Aires fueron
iluminados de rojo. Además, se presentó el proyecto de ley 1898-D-2025, que
propone declarar el 17 de mayo como Día Nacional para la Erradicación de la
Violencia Ginecobstétrica.
"Es un paso clave
hacia el reconocimiento institucional y la construcción de políticas públicas
con perspectiva de derechos", afirma Luján Arcidiácono, coordinadora de la
campaña, en diálogo con El Bonaerense.
Datos que revelan una realidad alarmante
El relevamiento
muestra que el 22% de las personas encuestadas no estuvo acompañada durante la
atención médica. Respecto a las consultas, el 55,4% señaló que el profesional
se centró solo en aspectos clínicos, y el 47% consideró que el tiempo de
atención fue insuficiente. El 45% reportó maltrato verbal, el 46% maltrato
psicológico, y solo el 13,8% pudo decidir de forma autónoma sobre su atención."En
los últimos años no hubo avances significativos en términos de resultados,
indicadores ni políticas públicas. Sí hubo un mayor nivel de visibilización y
difusión de la temática", sostiene Arcidiácono.
Desde la campaña
señalan que, además de ser una estrategia de difusión, el trabajo sobre esta
problemática se transformó en un marco teórico consolidado desde los
activismos.
Falta de avances estatales y fallos
internacionales incumplidos
"El Estado
argentino no ha avanzado en la prevención ni en la sanción de esta forma de
violencia", denuncia Arcidiácono. Los únicos dos fallos internacionales
relevantes -el caso Brítez Arce (Corte Interamericana de Derechos Humanos,
2022) y un reciente dictamen del Comité CEDAW (2025)- condenaron al Estado
argentino, que, según la información disponible, no cumplió con las medidas de
reparación impuestas.
La falta de
atención política se explica por varios factores: la ausencia de decisión
estatal, la débil demanda social y la naturalización de estas violencias como
hechos aislados.
"Las mujeres tienden a pensar que lo que
vivieron les pasó solo a ellas. No hay conciencia de que se trata de un
fenómeno sistémico y cotidiano."
Muchas personas no
identifican lo vivido como violencia obstétrica o ginecológica. Incluso
desconocen que existe una ley que garantiza sus derechos durante procesos como
el parto.
"Estamos cuestionando un modelo asistencial profundamente arraigado, sostenido por el poder simbólico del saber médico hegemónico, que aún hoy parece incuestionable", explica Arcidiácono.
La exclusión de actores clave en el debate
Uno de los
problemas que señala la campaña es que las discusiones no incluyen a todos los
actores involucrados. Participan personas gestantes, activistas y, en algunos
casos, funcionariado. Sin embargo, no están presentes los profesionales de la
salud, las asociaciones médicas ni las universidades.
"Discutimos entre
nosotras. A veces logramos llegar a un funcionario, pero no se involucran los
sectores que realmente podrían transformar el sistema de atención."
Estrategias para erradicar la violencia
ginecoobstétrica
La campaña propone
un abordaje integral basado en cuatro pilares:
Producción de datos
y estadísticas oficiales:
"No existen datos
oficiales sistematizados sobre esta problemática. La información disponible ha
sido generada por activistas y organizaciones sociales", destaca Arcidiácono.
Formación y políticas públicas con enfoque
preventivo:
Se aboga por
revisar programas de estudio universitarios y capacitar al personal de salud en
perspectiva de género y derechos humanos. "No tenemos una postura punitivista;
apostamos a la prevención y a la transformación cultural del modelo de
atención."
Cambio del modelo asistencial:
Se promueve la
creación de casas de parto, con atención de bajo riesgo a cargo de
licenciadas/os en obstetricia. Esta propuesta sigue recomendaciones
internacionales que apuntan a que las parteras sean la primera línea de
atención en embarazos de bajo riesgo.
Reconocimiento de condiciones laborales del
personal de salud:
Las y los
profesionales también enfrentan precarización, explotación y falta de recursos,
factores que afectan la calidad de la atención.
Canales de denuncia reducidos y desmantelados
Hasta el inicio del actual gobierno, existían múltiples vías administrativas para denunciar casos: la CONSAVIG, el INADI, la Defensoría del Pueblo y equipos especializados en el Ministerio de Salud. Hoy, solo la Defensoría continúa activa, aunque ya no publica dictámenes, lo que limita el acceso a información pública sobre denuncias.
"Incluso la Línea 144, que no era ideal,
podía articular medidas en situaciones de emergencia. Hoy, ni eso."
Una campaña que exige interpelar al sistema
de salud
"Seguimos
hablándoles a las personas gestantes, pero no al personal de salud. Así como
les decimos a las mujeres cuáles son sus derechos, también hay que decirles a
los profesionales cuáles son los derechos que deben respetar", concluye
Arcidiácono.
En el perfil de
Instagram de la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecoobstétrica se
encuentran disponibles todos los relevamientos, incluido el actual sobre
colocación de DIU.
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