Generación Z bajo presión: despidos, expectativas y un modelo laboral en crisis

Un informe reciente elaborado por la plataforma de asesoramiento profesional Intelligent, citado por Cosmopolitan, reveló crecientes tensiones en el mundo laboral ante la incorporación de la Generación Z, es decir, jóvenes nacidos entre 1997 y principios de la década de 2010. Basado en encuestas a cerca de mil gerentes de contratación, el estudio muestra que una parte significativa de los empleadores ha comenzado a cuestionar seriamente la preparación y la actitud de estos nuevos trabajadores, al punto de considerar dejar de contratar recién graduados en el futuro cercano.

Uno de cada seis empleadores se mostró reacio a incorporar jóvenes de esta franja etaria, señalando como principales dificultades una actitud percibida como arrogante, sensibilidad excesiva frente a las críticas y una escasa tolerancia a las jerarquías. Más del 50% de los encuestados, además, coincidió en que esta generación muestra falencias en la ética laboral, la comunicación interpersonal y la preparación general para afrontar las exigencias del mercado laboral contemporáneo.

Holly Schroth, profesora titular de la Escuela de Negocios Haas de la Universidad de California en Berkeley, aportó una lectura más estructural del problema. Explicó que muchos estudiantes priorizaron actividades extracurriculares para enriquecer sus perfiles académicos, pero dejaron de lado la experiencia práctica y la socialización con entornos de trabajo reales. Esto habría generado "expectativas poco realistas" sobre la vida profesional, los roles de autoridad y los vínculos jerárquicos dentro de las organizaciones.

Según el informe, seis de cada diez empresas admitieron haber despedido al menos a un joven recién graduado contratado en el último año. Las causas más frecuentes incluyeron falta de motivación, actitudes poco profesionales, ineficacia en la gestión del tiempo, errores en la comunicación con colegas y comportamientos inadecuados como impuntualidad o desalineación con los códigos de vestimenta.

Huy Nguyen, asesor principal de Intelligent, señaló que parte del problema radica en la transición abrupta que enfrentan los jóvenes al pasar de un sistema educativo muy estructurado a ambientes laborales donde predominan la autonomía y las reglas implícitas. En ese paso, muchos muestran dificultades para adaptarse a dinámicas laborales complejas y a una cultura profesional que exige habilidades blandas desarrolladas.

Otro dato llamativo del estudio es el nivel de dependencia parental durante la búsqueda de empleo. Según ResumeTemplates, el 70% de los jóvenes encuestados admitió haber solicitado ayuda a sus padres para conseguir trabajo y un 25% incluso asistió acompañado a entrevistas laborales. Esta dependencia refuerza la percepción de falta de madurez e independencia, dos características clave para insertarse con éxito en cualquier entorno de trabajo.

Ante este panorama, los empleadores remarcan la necesidad de que los jóvenes que ingresan al mercado laboral trabajen activamente en adquirir experiencia práctica, demuestren iniciativa propia y mantengan una actitud abierta al aprendizaje. Además, se menciona la conveniencia de manejar con cautela su imagen pública en redes sociales y evitar posicionamientos polémicos que puedan dañar su reputación profesional.

Si bien las críticas actuales generan preocupación, expertos como Schroth coinciden en que la Generación Z no puede ser descartada. Ya representa más del 25% de la fuerza laboral global y, frente a este escenario, las empresas deberán reforzar sus estrategias de formación, mentoría y acompañamiento para que estos jóvenes puedan integrarse de manera productiva. El desafío no solo está en los recién llegados, sino también en las organizaciones, que deberán repensar sus métodos de integración y comunicación intergeneracional.