02/06/2025
¿Cómo atraviesan las familias esta etapa de la vida? ¿Qué rol asume (o deja de asumir) el Estado frente a esta realidad? Un repaso por la situación actual de los adultos mayores en el país y los desafíos que enfrentan en un contexto de ajuste y creciente vulnerabilidad.
La crisis económica y el ajuste del gasto público golpean con dureza a la población adulta mayor, que enfrenta un escenario de creciente vulnerabilidad. Pensiones mínimas, falta de medicamentos, acceso limitado a la salud y soledad son parte del retrato cotidiano de miles de jubilados en el país.
En la Argentina
actual, envejecer se ha convertido en un desafío cada vez más complejo. En un
contexto marcado por la inflación persistente, el ajuste fiscal y el
desmantelamiento de programas sociales, los adultos mayores figuran entre los
sectores más afectados por las políticas de recorte. Detrás de los datos
macroeconómicos y las discusiones técnicas, se esconde una realidad que duele:
jubilaciones que no alcanzan para vivir, farmacias que dejan de entregar
medicamentos, hospitales colapsados y redes de contención que se debilitan.
Actualmente, más de
5,5 millones de personas reciben una jubilación en la Argentina, y más del 65%
de ellas percibe el haber mínimo, que ronda los $206.000 mensuales. Esa cifra
queda muy por debajo de la canasta básica de un adulto mayor, que supera
ampliamente los $400.000, según estimaciones de centros de estudios sociales.
Con este ingreso, miles de jubilados deben elegir cada mes entre pagar el
alquiler, comprar alimentos o costear sus medicamentos.
El ajuste también
se hace sentir en el PAMI, la obra social más grande del país. En los últimos
meses, se redujeron o discontinuaron programas clave como entrega de pañales,
asistencia domiciliaria y subsidios especiales para tratamientos complejos. La
demora en la provisión de medicamentos oncológicos o de alto costo es otra de
las consecuencias más alarmantes, que deja a miles de personas en situaciones
críticas.
A esto se suma el
impacto de los recortes en el sistema de salud pública, que funciona como el
único respaldo para muchos jubilados. Las demoras en turnos, la falta de
especialistas y la saturación de hospitales convierten cada consulta en una
odisea. En algunos casos, los adultos mayores deben esperar meses para un
estudio de rutina o una operación programada.
"Nosotros ya dimos todo lo que teníamos para dar, ahora nos están sacando la posibilidad de vivir con dignidad", dice Elsa, de 73 años, jubilada docente, mientras espera en una farmacia del conurbano bonaerense. "Cada vez me alcanza para menos, y si no fuera por mis hijos, no sé cómo haría", agrega.
Además de las
dificultades materiales, muchos especialistas alertan sobre otra dimensión
igualmente preocupante: la soledad. Con redes familiares fragmentadas, amigos
fallecidos o en igual situación de precariedad, y espacios comunitarios que
cierran por falta de fondos, la vejez se vuelve un tiempo de aislamiento. "Hay
una sensación de abandono generalizado. El ajuste económico se siente, pero el
emocional también", advierte el gerontólogo Pablo Tissera.
Desde los centros
de jubilados -que en muchos casos también atraviesan problemas de
financiamiento- se organizan ollas populares, campañas de medicamentos y grupos
de contención emocional. Sin embargo, reconocen que el esfuerzo no alcanza.
"Estamos reemplazando al Estado con lo poco que tenemos, pero no damos abasto.
Necesitamos políticas públicas concretas que pongan a los mayores en el centro
de la agenda", afirma Graciela M., referente de una organización barrial en
Rosario.
El Gobierno, por su
parte, defiende su política de "orden fiscal" y sostiene que el sistema
previsional es insostenible tal como está. Asegura que las jubilaciones se
seguirán ajustando por movilidad y bonos, aunque hasta ahora esos incrementos
no logran ganarle a la inflación. Mientras tanto, se multiplican las voces que
reclaman un nuevo pacto social que contemple a los mayores como sujetos de
derechos y no como "cargas".
Envejecer en
tiempos de recorte es también envejecer en la incertidumbre. Lo que debería ser
una etapa de descanso y reconocimiento se transforma, para muchos, en una lucha
diaria por subsistir. En un país que envejece aceleradamente, la pregunta se
vuelve urgente: ¿quién cuida a quienes nos cuidaron?
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
3 de junio de 2025
3 de junio de 2025
3 de junio de 2025
3 de junio de 2025