17/06/2025
El cáncer de próstata afecta cada año a más de 11.000 hombres en Argentina. A pesar de su alta incidencia, si se detecta en etapas tempranas, las chances de curación superan el 90%. Sin embargo, los prejuicios culturales, la falta de información y el miedo al consultorio médico siguen actuando como obstáculos peligrosos para la prevención y el tratamiento oportuno.
En el ámbito de la salud masculina, el cáncer de próstata y el de testículo representan dos diagnósticos relevantes por su frecuencia, pero también por su alto porcentaje de curación si se detectan a tiempo. A pesar de los avances médicos, aún persisten barreras culturales y desconocimiento que retrasan el diagnóstico, especialmente en varones que postergan sus controles urológicos por prejuicios o falta de información.
El cáncer de próstata
es el tumor más frecuente entre los hombres. Solo en España, se estima que este
año se diagnosticarán alrededor de 36.000 nuevos casos. Si bien muchas veces se
lo considera una enfermedad de bajo riesgo o limitada a personas mayores, las
cifras muestran otra realidad: se espera que unas 6.000 personas mueran por
esta causa en 2023. Esto resalta la necesidad de promover la detección precoz
como estrategia para reducir la mortalidad.
La mayoría de los tumores prostáticos se descubren en fases iniciales, cuando su progresión es lenta y el pronóstico favorable. Sin embargo, el acceso a diagnósticos tempranos no siempre es homogéneo. Parte del debate se ha centrado en el uso del PSA -un marcador sanguíneo utilizado en los estudios de cribado- ya que su sensibilidad puede llevar al diagnóstico de cánceres poco agresivos que, posiblemente, no requieran tratamiento inmediato.
En este contexto,
especialistas coinciden en que la clave está en informar y acompañar a los
pacientes. El doctor Juan Justo, subdirector de ROC Clinic, remarca que aún
existen resistencias entre los hombres a realizar revisiones urológicas, muchas
veces por el rechazo al tacto rectal. Sin embargo, las técnicas actuales
permiten combinar métodos menos invasivos, como la resonancia multiparamétrica,
que posibilita ver lesiones sospechosas y dirigir de forma precisa las
biopsias, reduciendo procedimientos innecesarios.
Este avance permite
diferenciar los cánceres significativos de aquellos que pueden ser vigilados
sin intervención inmediata. La vigilancia activa ha ganado terreno como una
alternativa segura en casos seleccionados, siempre que el paciente cumpla con
los controles periódicos y se mantenga atento a posibles cambios en su estado.
Los tratamientos
también han evolucionado notablemente. Desde la cirugía abierta tradicional
hasta la cirugía robótica, que permite preservar estructuras nerviosas y
funcionales clave, la calidad de vida postoperatoria ha mejorado
considerablemente. En paralelo, terapias focales selectivas permiten eliminar
solo la zona tumoral, con menor impacto en la continencia urinaria o la función
sexual.
Además, en los últimos
años se han incorporado terapias específicas y tratamientos personalizados
basados en estudios genéticos, que marcan un antes y un después en la llamada
medicina de precisión. Estas estrategias no solo prolongan la sobrevida de
pacientes con enfermedad avanzada, sino que también mejoran notablemente su
calidad de vida.
En el caso del cáncer
de testículo, si bien es mucho menos frecuente -con unos 1.500 casos estimados
anuales en España-, se presenta principalmente en varones jóvenes de entre 20 y
40 años. Su detección suele estar al alcance de una autoexploración testicular
regular. Identificar un aumento de volumen, una dureza o un nódulo puede ser
clave para consultar a tiempo y acceder a un tratamiento curativo.
El pronóstico en este
tipo de cáncer es altamente favorable, incluso cuando se requiere quimioterapia
tras la cirugía. Sin embargo, el impacto emocional y reproductivo no es menor,
especialmente en hombres jóvenes. Por ello, los especialistas aconsejan evaluar
la posibilidad de preservar esperma antes de iniciar tratamientos que puedan
afectar la fertilidad.
Tanto en el cáncer de
próstata como en el de testículo, el mensaje de los profesionales es claro: la
detección precoz salva vidas. La educación sanitaria, el acceso a información
clara y el abandono de tabúes culturales son herramientas fundamentales para
avanzar en la prevención y mejorar los resultados clínicos. La revisión médica
periódica, los avances en diagnóstico y las nuevas opciones terapéuticas hacen
que hoy, más que nunca, estos cánceres puedan enfrentarse con altas
probabilidades de éxito.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
17 de junio de 2025
17 de junio de 2025
17 de junio de 2025
17 de junio de 2025
17 de junio de 2025