10/10/2025
El histórico emprendimiento nació en 1995 como una idea familiar en Carlos Keen. Elaboraba alimentos orgánicos certificados, sin químicos ni transgénicos. No pudieron sostenerse ante el aumento de costos, caída de consumo y competencia desigual.
Campo Claro nació en 1995 como un emprendimiento familiar en Carlos Keen.
Elaboraba alimentos orgánicos certificados, sin químicos ni transgénicos.
El cierre fue comunicado en redes sociales por socios y empleados.
Citan pérdida de sustentabilidad económica como causa central.
Influyeron el aumento de costos, caída de consumo y competencia desigual.
La empresa argentina Campo Claro, referente en alimentos orgánicos desde 1995, confirmó el fin de sus actividades luego de tres décadas de trabajo ininterrumpido. El anuncio fue realizado por trabajadores y socios a través de redes sociales, mediante un mensaje en el que expresaron "el dolor y la frustración por la inviabilidad económica" que provocó el cierre.
En el comunicado se explicó: "Hoy nuestro modelo de trabajo perdió sustentabilidad", reflejando una situación crítica para el modelo de producción artesanal, con certificaciones orgánicas y empleo registrado.
Campo Claro se inició como un emprendimiento familiar enfocado en la elaboración artesanal de harinas integrales y aceites prensados en frío. Fundado por Harald Witomir Tomys, el proyecto creció con una fuerte vocación por la agricultura orgánica y el compromiso ambiental.
Ubicada en un predio de ocho hectáreas en Carlos Keen, la empresa aplicaba técnicas de cultivo orgánico certificadas por SENASA y organismos internacionales, evitando el uso de agroquímicos de síntesis y organismos genéticamente modificados.
Durante 30 años, Campo Claro apostó a la mejora continua de sus procesos y al respeto por los principios que marcaron su identidad desde el inicio.
El cierre de Campo Claro se vincula directamente con la imposibilidad de sostener económicamente su modelo productivo en un escenario cada vez más adverso. La empresa explicó que "lo que no funciona más es el sostén económico de nuestra producción y de la fuerza de trabajo que la hacen posible".
Entre las causas mencionadas figuran el encarecimiento de insumos, embalajes y logística -costos en dólares-, así como la caída del consumo interno. A esto se suma la creciente competencia desigual frente a la agricultura industrial y el capital concentrado, que pone en jaque a proyectos de escala mediana o pequeña.
En su mensaje final, Campo Claro agradeció el acompañamiento de su comunidad y destacó el esfuerzo realizado durante tres décadas para mantener un modelo de producción genuino y sustentable.
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