15/05/2025
El mundo actual se rige por estrictas leyes estéticas que nuestro subconsciente relaciona con el éxito, al mismo tiempo estas promueven un intento de hábitos "limpios" para alcanzarlo. Sin embargo, los jóvenes consumen excesivas cantidades de alimentos procesados en forma habitual.
El mundo actual se rige por estrictas leyes estéticas que nuestro subconsciente relaciona con el éxito, al mismo tiempo estas promueven un intento de hábitos "limpios" para alcanzarlo. Sin embargo, los jóvenes consumen excesivas cantidades de alimentos procesados en forma habitual.
Las
nuevas generaciones fueron las responsables de levantar la bandera de la lucha
contra el tabaco y en algunas décadas se pudo advertir su correlato en el
comportamiento de la sociedad. Pero, el consumo saludable de alimentos, aún con
la nueva Ley de Etiquetado frontal en vigencia no logra encauzar un camino de
nutrición más limpia con la misma velocidad.
Al
momento de analizar la primera comida del día, la mitad de los estudiantes
desayuna panificados, galletitas o distintas variantes de dulces. Estos
alimentos ultraprocesados que casi en su totalidad contienen glucosas y
lípidos, van conducir a un desbalance en los llamados centros de placer, a
generar adicción y una baja sensación de saciedad, como nos indican los
profesionales de la salud consultados. Otro dato curioso es que un gran
porcentaje de consultados elige saltear la primera ingesta del día.
Matias
Pini, antropometrista y nutricionista nos habla de un contexto cultural, muy
relacionado con la forma de consumo y señala: "En la infancia, lo que llamamos
rico, es cuando asimilamos esos sabores y los relacionamos con la felicidad. Un
ejemplo claro es cuando nuestros padres nos decían, si te portas bien vamos al
local de comida rápida, desarrollamos esa relación en nuestro inconsciente".
La problemática de este contexto cultural recae no solo en la baja calidad de los nutrientes aportados al organismo sino también en la deficiencia total de los mismos para el desarrollo y bienestar de nuestro físico. Sumado a que estos productos están pensados intencionalmente para generar placer y continuar con el círculo de la adicción.
La merienda es casi un ritual en muchos hogares de nuestro país, es el momento de sentarse a la mesa con la familia a compartir una infusión o con amigos cuando salimos a degustar delicias en una confitería. Si bien en este segmento de jóvenes se puede advertir un crecimiento de ciertos hábitos recomendados, como la ingesta de proteínas de rápida asimilación presente en los huevos de gallina, grasas saludables en el caso de la palta y frutas que aportan gran cantidad de fibras con múltiples beneficios para el funcionamiento de nuestro organismo; la mayoría confiesan que, en la hora de la tarde, incluyen distintas variantes de los alimentos ultraprocesados mencionados anteriormente.
Quizás
uno de los datos alentadores del informe en lo que se refiere a nuestros
comportamientos nutricionales tienen como protagonista a la ingesta más
importante y abundante del día para los argentinos: la cena.
En este
caso, los estudiantes consultados expresaron una tendencia a elegir la
alimentación más acorde a las necesidades del organismo. Una dieta rica en
proteínas de alta calidad es importante para la regeneración de tejidos,
órganos y fibras musculares, mientras que una porción de vegetales y legumbres
garantizan una correcta digestión y asimilación de vitaminas y minerales
beneficiosos para la salud.
Según
una investigación de FIC Argentina y UNICEF Argentina sobre los hábitos de
ingesta de los jóvenes, se puede advertir que en el 2023 que los alimentos
ultraprocesados representan más de un 35% del aporte diario, lo que se traduce
como calorías vacías debido a su baja calidad nutritiva.
En
nuestro país, señala el informe, los niños, niñas y adolescentes consumen en
promedio apenas el 20% de las cantidades recomendadas de frutas y verduras. Y
la malnutrición por exceso en adolescentes se encuentra presente en todos los
grupos socioeconómicos.
La batalla por una alimentación saludable en los segmentos más jóvenes encuentra su correlato político en la sanción de la Ley de Etiquetado frontal en 2021. Estas regulaciones establecen límites para la publicidad engañosa y obliga a las empresas a otorgar de manera visible información sobre los excesos de sodio, grasas y azúcares en sus productos, de una forma que se pueda detectar a simple vista.
Sin embargo, el doctor Alejandro Ugarte, nutricionista especialista en obesidad y diabetes, señala que si los recursos gubernamentales son escasos, y no se dispone de un presupuesto para la educación de los jóvenes en el aspecto nutricional; a su vez alerta que "no se puede siquiera competir con la cantidad de poder que tiene la industria alimentaria para hacer publicidad".
¿Se
logrará dentro de algunos años revertir la tendencia con un aprendizaje social
similar a lo que ocurrió con el consumo de tabaco? Por el momento nos queda la
sensación que la urgencia de los negocios se anteponen al cuidado integral de
la salud.
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15 de mayo de 2025
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