10/06/2025
El estadio estalla con 12 mil personas y el show de la Liga Bazooka. G Sony grita "Justicia por Santiago Maldonado" y sube al escenario su hermano Sergio. Del otro lado, Chili Flow Parker se ríe y lo enfrenta sin filtro. El público aplaude el choque.
El estadio Movistar Arena vibra al ritmo de las rimas, los gritos y las ideologías en disputa. Más de 12 mil personas se reúnen para ver la Liga Bazooka, una de las competencias de batallas escritas más explosivas del momento. Allí, no solo se enfrentan raperos, sino también visiones del mundo. Lo que ocurre sobre el escenario ya no es solo freestyle: es política, espectáculo y confrontación sin filtro. El rap se convirtió en un espejo brutal de la sociedad argentina.
Uno de los momentos más comentados fue el cruce
entre G Sony y Chili Flow Parker, donde los ataques cruzaron límites personales
y políticos. Mientras G Sony gritaba "Justicia por Santiago Maldonado"
desplegando una bandera en homenaje al joven desaparecido en 2017, su hermano
Sergio subía al escenario. Del otro lado, Parker no retrocedía, desafiaba y se
reía, sabiendo que tenía al público de su lado. Semanas después, en
declaraciones públicas, redoblaba la apuesta: "Me pondría la camiseta de Javier
Milei tranquilamente".
Esta batalla no fue un caso aislado. En la Liga
Bazooka, los límites tradicionales del rap fueron reconfigurados. Lo que antes
se hacía en plazas, bajo códigos de respeto y resistencia, hoy se convirtió en
un espectáculo masivo donde la ideología libertaria avanza a la par del morbo y
la confrontación personal. Es el rap de una nueva época, donde las rimas ya no
solo denuncian injusticias, sino que también celebran el discurso liberal de
derecha.
Chili Flow Parker encarna esta transformación.
Figura central de la liga y referente para miles de jóvenes, su perfil político
está lejos del rap comprometido con las luchas sociales que supieron encabezar
artistas como Wos. En 2017, cuando el ahora músico y exfreestyler pedía
justicia por Maldonado tras ganar la Red Bull, era el rap social el que marcaba
la cancha. Hoy, el mismo público aplaude ideas opuestas.
Parker no oculta su mirada: se define como de
derecha y anticomunista, simpatiza con el gobierno de Javier Milei, aunque
admite no haber votado. "Me gusta que rompa todo. Es un grano en el culo para
un montón de gente", lanza sin rodeos. En sus palabras, se refleja el clima de
época: una generación que encuentra en el discurso libertario una vía de escape
frente a la frustración con el sistema político tradicional.
"La gente que viene a Bazooka busca algo más que
espectáculo, quiere verse representada", asegura Parker. Su presencia, cargada
de provocación y discurso político, conectó con una audiencia joven que también
volcó su apoyo al libertarismo en las urnas. El paralelismo con el fenómeno
Milei es inevitable: varones jóvenes, desencantados, disruptivos, sedientos de
romper con el statu quo.
Pero no todos en la escena lo celebran. Dario Dos Santos, jurado de batallas profesionales como FMS y organizador de competencias callejeras como Eje de la Rima, traza una línea entre lo que fue y lo que es. "En el under los pibes rapeaban por un sueño, rodeados de sus amigos. En Bazooka es al revés: es la fama la que rodea al competidor. La guita, el morbo, la exposición. Ya no se trata solo de rimas, sino de cuánto podés incomodar", describe.
En efecto, la lógica de la Liga Bazooka parece
alimentarse de la polémica. En batallas virales como la de G Sony contra
Coquein Montana, donde se expusieron acusaciones y traumas personales, la línea
entre el arte y la crueldad se vuelve difusa. Para muchos, el morbo dejó de ser
un condimento para convertirse en el plato principal.
Sin embargo, Parker defiende su estilo con
convicción: "¿Ahora resulta que yo crucé una línea? Esa es la hipocresía que se
maneja", dice. Asegura que ser fiel a uno mismo es más auténtico que ceñirse a
una idea predeterminada del rap. "Pensé que era de izquierda porque quería
romper todo, pero cuando los conocí, me di cuenta de que no tenía nada que ver
con ellos", reflexiona.
Con más de seis millones de vistas en YouTube para algunas batallas, la Liga Bazooka se volvió un fenómeno que trasciende el rap. Sus protagonistas se convierten en influencers, referentes culturales y hasta políticos. En este nuevo escenario, el rap es menos trinchera y más ring, menos denuncia colectiva y más catarsis individual.
Pese a las críticas, nadie puede negar la potencia
de lo que está ocurriendo. Artistas como Chili Flow Parker están redefiniendo
no solo el juego del rap, sino también la manera en que se expresan y disputan
las ideas en la cultura popular argentina. Cada verso es una declaración. Cada
batalla, un capítulo más de una sociedad partida, efervescente y en plena
reconfiguración.
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11 de junio de 2025
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