27/06/2025
La inteligencia artificial dejó de ser una promesa del futuro para convertirse en una herramienta concreta del presente. Hoy, ya forma parte activa de la vida cotidiana, integrándose en tareas habituales del hogar. Desde lavar la ropa hasta regular la temperatura ambiente, la tecnología inteligente permite optimizar tiempo y reducir esfuerzo, aportando eficiencia y comodidad a las rutinas diarias.
En miles de hogares de todo el mundo, la inteligencia artificial dejó de ser una promesa tecnológica para convertirse en una herramienta cotidiana. Desde tareas simples como encender luces o preparar café hasta sistemas complejos de seguridad y gestión energética, la automatización doméstica avanza a un ritmo sostenido, impulsada por dispositivos cada vez más accesibles y conectados.
Los asistentes virtuales, como Alexa, Siri o Google Assistant, representan la cara más visible de esta transformación. Lejos de limitarse a reproducir música o responder consultas, estos sistemas gestionan rutinas completas del hogar mediante comandos de voz. La posibilidad de personalizar modos como "noche", "trabajo" o "salida" permite que distintos dispositivos actúen de forma coordinada según la necesidad del momento.
Uno de los rubros donde más se evidencia el impacto de la inteligencia artificial es la limpieza. Las aspiradoras robotizadas, como las de las marcas Roomba o Roborock, son capaces de mapear ambientes, esquivar obstáculos y priorizar zonas con mayor acumulación de suciedad. Gracias al aprendizaje automático, estos robots ajustan su funcionamiento en cada uso para lograr una mayor eficiencia sin intervención humana.
En la cocina, la automatización también gana terreno. Existen hornos que se precalientan automáticamente según las recetas elegidas, heladeras que notifican sobre productos próximos a vencer y cafeteras que preparan la bebida favorita justo a la hora habitual. Incluso hay ollas eléctricas controladas por aplicaciones móviles que permiten cocinar a distancia.
La seguridad del hogar se ha visto reforzada por sistemas que integran cámaras con capacidad de análisis en tiempo real. Los dispositivos más avanzados reconocen rostros, diferencian personas de animales o vehículos y generan alertas inteligentes. Algunos modelos permiten incluso el acceso automatizado si identifican al propietario.
En paralelo, la gestión energética se vuelve más eficiente gracias a termostatos y enchufes inteligentes que adaptan el consumo eléctrico según patrones de uso. Estos sistemas, como Nest o Ecobee, no sólo reducen el gasto sino que optimizan el confort sin necesidad de ajustes manuales constantes.
La tendencia actual apunta a la consolidación de ecosistemas domésticos integrales, donde un único sistema sea capaz de coordinar simultáneamente iluminación, climatización, seguridad y entretenimiento. Sin embargo, este avance plantea nuevos interrogantes en torno a la privacidad, la seguridad de los datos y la dependencia tecnológica.
Martín Palazzo, investigador y profesor de la Universidad de San Andrés, subraya que la inteligencia artificial "no tiene conciencia, pero interpreta de forma precisa en función de todos los textos que ha procesado". También advirtió sobre los riesgos de los sesgos algorítmicos y los límites que aún existen en el pensamiento artificial.
A pesar de estos desafíos, el hogar inteligente ya no es un lujo. Con una conexión a internet y una inversión moderada, millones de personas pueden automatizar tareas diarias y experimentar una nueva forma de habitar sus espacios, más conectada, personalizada y adaptada a sus rutinas.
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27 de junio de 2025
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