28/07/2025
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), en España, ha demostrado que la combinación entre el consumo de cannabis durante la adolescencia y la exposición a infecciones durante la etapa prenatal puede generar alteraciones cerebrales asociadas a un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia. La investigación, liderada por el catedrático de Psicobiología y decano de la Facultad de Psicología, Alejandro Higuera Matas, se centra en cómo la interacción entre factores ambientales y genéticos incide en la vulnerabilidad a los trastornos psicóticos.
El trabajo se desarrolló utilizando modelos animales que fueron
expuestos en la adolescencia al tetrahidrocannabinol (THC), el principal
componente psicoactivo del cannabis, en combinación con una simulación de
infección durante el desarrollo prenatal. Según explicó Higuera, el objetivo
era determinar si la exposición conjunta a ambos factores generaba cambios
cerebrales específicos, distintos de los provocados por la exposición
individual al THC o a la infección.
Los resultados mostraron que solo los animales que habían sido expuestos tanto al cannabinoide como a la infección prenatal presentaban alteraciones cerebrales significativas relacionadas con la esquizofrenia, incluso antes de que se manifestaran síntomas conductuales. Entre los hallazgos, se observaron modificaciones en la expresión de genes asociados a la plasticidad sináptica, el sistema inmune cerebral y el metabolismo de neurotransmisores clave.
Además, el equipo de investigación analizó muestras sanguíneas de los animales para identificar posibles biomarcadores que puedan ser utilizados en diagnósticos en humanos. Higuera subrayó que, si bien el cannabis por sí solo no es suficiente para desencadenar esquizofrenia, puede actuar como un catalizador en cerebros que han sufrido alteraciones previas, como aquellas derivadas de infecciones prenatales. Esta interacción, remarcó, abre una posibilidad relevante para la prevención, al permitir la identificación de individuos con mayor susceptibilidad.
El estudio, financiado por la Agencia Estatal de Investigación en 2020,
plantea la necesidad de considerar los efectos acumulativos de factores
ambientales durante etapas críticas del desarrollo. Lejos de atribuir la
esquizofrenia a un solo factor, la investigación refuerza la idea de un modelo
multifactorial, en el que la combinación de riesgos biológicos y conductuales
aumenta significativamente la posibilidad de aparición del trastorno.
Para el investigador, los datos obtenidos deberían ser motivo suficiente
para replantear el enfoque social sobre el consumo de cannabis, especialmente
entre los adolescentes, un grupo poblacional particularmente vulnerable debido
al momento clave en el que se encuentra su desarrollo neurológico.
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28 de julio de 2025
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