26/05/2025
La serie actúa como un espejo que refleja las dinámicas familiares actuales y plantea la urgencia de una conexión genuina y consciente entre padres e hijo.
Expertos en salud mental y educación coinciden en que Adolescencia subraya la importancia de mantener un diálogo abierto y sin juicios con los jóvenes, evitando idealizarlos y reconociendo sus emociones y desafíos. Además, destaca la necesidad de que los padres estén informados sobre el entorno digital en el que se desenvuelven sus hijos, para poder guiarlos y protegerlos de influencias negativas. En definitiva, la serie actúa como un espejo que refleja las dinámicas familiares actuales y plantea la urgencia de una conexión genuina y consciente entre padres e hijos.
"La
necesidad de estar presentes y atentos al entorno digital en el que se
desenvuelven sus hijos", valora para CuidatePlus Irene López, terapeuta y
directora del centro anda conmigo de Boadilla del Monte. A través de una trama
compleja que aborda temas como la influencia de comunidades en línea y el
impacto de las redes sociales en la identidad adolescente, la serie
"invita a
reflexionar sobre el papel de la familia en el acompañamiento emocional y
educativo de los jóvenes".
Pero de
todos los mensajes que lanza quizá el principal es el de la toma de conciencia
del entorno digital. "La serie muestra cómo ciertos espacios virtuales
pueden influir negativamente en la construcción de la identidad juvenil,
promoviendo mensajes peligrosos o distorsionados. Por ello, se destaca la
importancia de que los padres estén al tanto de los contenidos que sus hijos
consumen y de las comunidades en las que participan".
Además,
Adolescencia enfatiza la necesidad de mantener una comunicación abierta y
constante con los adolescentes, siempre, "evitando el juicio inmediato y
fomentando el diálogo". En opinión de la experta, esto es especialmente
importante ya que "el silencio o la falta de conexión emocional pueden
llevar a los jóvenes a buscar apoyo en espacios poco saludables, donde pueden
encontrar modelos negativos o problemáticos".
Aunque
son los padres los que se sienten más identificados y señalados en esta serie,
la realidad es que no solo ellos deberían responsabilizarse o culparse de lo
que hacen sus hijos sino que, como apunta la terapeuta, "la serie también
subraya que la responsabilidad no recae exclusivamente en las familias".
El mensaje, apunta, "va más allá del ámbito familiar, destacando la
responsabilidad compartida entre la familia, las instituciones educativas y la
comunidad en general para garantizar un acompañamiento adecuado".
La serie también invita a los padres a desarrollar una mirada crítica y preventiva ante posibles cambios de comportamiento en sus hijos, "identificando señales de alerta que puedan indicar la influencia de entornos digitales negativos". Y es que, esto es fundamental. "La identificación temprana y el acompañamiento continuo son claves para garantizar el bienestar emocional y el desarrollo saludable de los adolescentes en la era digital".
Por qué nos niños no piden ayuda
En la
serie se aborda el tema del bullying, un problema que, lamentablemente, está a
la orden del día en nuestro país. Según datos de la Fundación ANAR, el 9,4% de
los alumnos son víctimas de acoso escolar o ciberbullying, unas cifras nada
despreciables y muy preocupantes. Esta fundación señala, además, que los
insultos, motes y burlas siguen siendo las formas de agresión más mencionadas
por el alumnado (87,6%), seguido a distancia del aislamiento (42,6%), la
difusión de rumores (26,8%), los golpes y las patadas (22,2%), las amenazas
(20,9%) y el robo o rotura de objetos (11,4%).
El
bullying y la adicción a las redes sociales, constata López, "son
problemas cada vez más frecuentes y preocupantes tanto fuera como dentro de las
consultas". En su centro, ven cómo muchos jóvenes "llegan con afectación
emocional significativa, presentando síntomas como ansiedad, depresión, baja
autoestima o aislamiento social, derivados tanto del acoso escolar como del uso
excesivo de plataformas digitales".
A su
juicio, "el impacto de las redes sociales es especialmente relevante, ya
que muchos adolescentes desarrollan una dependencia emocional hacia la
validación externa que encuentran en likes y comentarios". Además,
"los episodios de ciberbullying agravan la situación, ya que el acoso
traspasa las barreras del colegio y se perpetúa en el entorno virtual,
afectando su bienestar psicológico las 24 horas", alerta.
En su
centro, "es habitual observar que los adolescentes tienen dificultades
para gestionar la frustración, la comparación constante y la presión social, lo
que repercute en su salud mental y en sus relaciones personales". Aunque
la serie puede parecer en algunos momentos exagerada o extrema, según la
experta, "en muchos casos refleja con realismo el tipo de conflictos que
abordamos en la terapia, destacando la importancia de la intervención temprana
y el acompañamiento familiar para prevenir consecuencias emocionales".
Por
tanto, aunque la serie es ficción, habla de un problema muy real en nuestra
sociedad y que sufren muchos niños y adolescentes, sin embargo, no todos son
capaces de pedir ayuda. ¿Por qué ocurre esto? Como explica López, "muchos
jóvenes que atraviesan situaciones difíciles no piden ayuda por miedo al juicio
o a la incomprensión". En la adolescencia, " la identidad está en
plena construcción y el temor a ser vistos como "débiles" o
"problemáticos" puede llevarles a ocultar su sufrimiento",
argumenta. Además, "algunos jóvenes sienten que sus problemas no serán
comprendidos o minimizados por los adultos, lo que genera una sensación de
soledad y aislamiento emocional".
Otro factor relevante es que no saben expresar lo que sienten. En muchos casos, "los adolescentes no saben cómo comunicar su malestar o no encuentran las palabras adecuadas para hacerlo y si a esto se le suma el miedo a preocupar o decepcionar a sus padres, lo que ocurre es que reprimen sus emociones fingiendo que está todo bien".
Por eso
es fundamental crear un ambiente de confianza en la familia para detectar
señales de alerta que nos hagan pensar en que algo no va bien. "Es
fundamental mantener una comunicación abierta y empática, donde el joven sienta
que puede expresar sus sentimientos sin temor al juicio", destaca la
experta.
· Algunas
señales de alerta incluyen:
·
Cambios bruscos en el estado de ánimo,
·
Aislamiento social
· Descenso
en el rendimiento académico
·
Alteraciones en el sueño o la alimentación
·
Expresiones de desesperanza o tristeza persistente.
En
opinión de la terapeuta, "los padres deben estar atentos a estos indicios
sin mostrarse invasivos, ofreciendo apoyo de manera respetuosa y mostrándose
disponibles para escuchar cuando el joven lo necesite".
Frases
simples como "estoy aquí para lo que necesites" o "te noto
diferente o ¿quieres hablar?" pueden marcar la diferencia. Además,
"si la situación parece desbordar el ámbito familiar, buscar apoyo
profesional puede proporcionar al joven un espacio seguro para expresar sus
emociones y recibir orientación adecuada".
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31 de mayo de 2025
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