28/09/2023
En septiembre de 1993 un vecino salió a correr y se topó con los restos de un cetáceo de 10.000 años de antigüedad. Ese descubrimiento causó un boom y marcó un antes y un después en la historia de la ciudad.
por
Alejo Porjolovsky
Hace 30 años la ciudad de Ingeniero Maschwitz era totalmente diferente a lo que es hoy en día. La población era muchísimo más reducida, la mayoría de las calles eran de tierra y los centros comerciales ubicados en la calle Mendoza, a metros de la Colectora Este, ni siquiera eran un proyecto.
La localidad perteneciente al partido de Escobar apenas tenía 8 años de vida y, por más que muchas familias la eligieran para echar raíces, su nombre no era muy conocido. Incluso, en ese entonces la autopista Panamericana aún no era una realidad y la llegada a esos lares no era tan directa como lo es en la actualidad.
Pero todo cambió a partir del 21 de septiembre de 1993. Aquél Día de la Primavera, el vecino Sacha Kun Sabó -que llevaba instalado apenas 15 días allí- salió a correr por un lugar diferente al que solía elegir para hacer ejercicio.
En medio de su entrenamiento, se topó con una zanja más profunda de lo habitual en un baldío situado sobre la calle Moreno, donde muchos chicos jugaban a la pelota diariamente. Interesado en la composición de la tierra, se acercó a ver en detalle aquel foso de poco más de tres metros de profundidad y decidió volver al día siguiente con quien en ese entonces era su pareja para mostrarle lo que había visto. Lo que no sabía es que iba a encontrar mucho más que napas.
"Cuando quise salir, me apoyé en una piedra muy grande, porque era difícil salir. Cuando me fijo, la piedra sobre la que supuestamente me estaba apoyando estaba llena de poros: era un hueso", relata el vecino sobre su fortuito descubrimiento, en diálogo con El Bonaerense.
Antropólogo de profesión, Kun Sabó entonces trabajaba dando clases en un centro de arqueología y con los estudiantes realizaba excavaciones en la zona que hoy se conoce como Punta Querandí, pero su hallazgo cambio el foco de atención.
"Fuimos con los alumnos, abrimos la zanja y empezaron a aparecer las costillas, el paladar, las vértebras y otras partes", detalla. Ese hueso que se confundía con una piedra efectivamente era uno de los restos de una ballena azul de 42 metros, con más de 10.000 años de antigüedad.
En el ámbito paleontológico, esa cantidad de tiempo es ínfima. Sin embargo, para el pueblo de Ingeniero Maschwitz, donde entonces apenas vivían 9.000 habitantes, el hallazgo del mamífero fue una revolución.
Con el auge de las redes sociales puede sonar increíble, pero fue el éxito de taquilla de una película como Jurasic Park lo que colaboró para que los ojos de la Provincia, el país y el mundo se posaran sobre la localidad del norte del Conurbano y los misteriosos fósiles hallados.
Canales de TV, periodistas, celebridades como Reina Reech y José de Zer, científicos de otras latitudes del mundo y hasta el entonces gobernador Eduardo Duhalde -quien aterrizó en su helicóptero- coparon las calles del lugar y se acercaron al campamento instalado sobre el baldío para no perder detalle de lo que estaba ocurriendo.
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