23/12/2025
Un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política reveló que casi siete de cada diez jóvenes trabajan en la informalidad, muy por encima del promedio general del mercado laboral.
La informalidad laboral continúa consolidándose como uno de los problemas estructurales más profundos del mercado de trabajo argentino y afecta con particular crudeza a los jóvenes. Así lo advierte un reciente informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, que analizó la situación correspondiente al segundo trimestre de 2025.
El estudio expone una brecha cada vez más marcada entre las condiciones laborales de los jóvenes y las del resto de los trabajadores, y pone en evidencia un escenario de precarización que ya alcanza niveles críticos.
JÓVENES, EL SECTOR MÁS VULNERABLE
El dato central del informe es contundente: el 67% de los trabajadores de entre 16 y 24 años se desempeña en empleos informales, sin acceso a derechos básicos como aportes previsionales, cobertura legal o seguridad social. La cifra contrasta fuertemente con la tasa general de informalidad, que se ubica en el 43,3% del total de los trabajadores adultos.


El estudio expone una brecha cada vez más marcada entre las condiciones laborales de los jóvenes y las del resto de los trabajadores.
La diferencia de casi 24 puntos porcentuales deja en claro que la precarización no impacta de manera homogénea. En términos concretos, siete de cada diez jóvenes que trabajan lo hacen por fuera del sistema formal, lo que los convierte en el grupo más expuesto del mercado laboral argentino.
UN FENÓMENO EXTENDIDO Y HETEROGÉNEO
El informe detalla que dentro del universo de la informalidad el 36,7% corresponde a trabajadores asalariados no registrados, mientras que el 64,7% se concentra en trabajadores independientes. Este desagregado permite dimensionar la magnitud del problema: cerca de cuatro de cada diez trabajadores del país realizan tareas que no están alcanzadas por la legislación laboral, impositiva ni de la seguridad social.
Esta situación no solo implica la ausencia de derechos laborales, sino también una alta inestabilidad económica, ingresos más bajos y una mayor exposición a situaciones de vulnerabilidad frente a crisis o pérdida del empleo.
INFORMALIDAD Y POBREZA, UNA RELACIÓN DIRECTA
El impacto social de la informalidad queda reflejado en los niveles de pobreza. Según el relevamiento del IIEP, durante el segundo trimestre de 2025 el 38% de los trabajadores informales se encontraba por debajo de la línea de pobreza.
En contraste, entre quienes cuentan con empleo formal ese porcentaje descendía al 5%. La brecha evidencia que la informalidad no es solo un problema laboral, sino también un factor determinante en las condiciones de vida y en la reproducción de la desigualdad social.
EL ROL CLAVE DE LA EDUCACIÓN
La educación aparece como una variable decisiva para comprender la distribución del fenómeno. El informe señala que a mayor nivel educativo alcanzado, menor es la incidencia de la informalidad. Entre los trabajadores con estudios universitarios completos, la tasa fue del 17,8%.
En cambio, entre quienes poseen un nivel educativo intermedio -secundario completo o universitario incompleto- la informalidad trepó al 43%. El escenario más crítico se observa entre aquellos que no finalizaron la educación media, donde el 65,1% trabaja en condiciones informales.
BRECHAS DE GÉNERO Y EDAD
El análisis por género y edad también arroja conclusiones relevantes. En la mayoría de los tramos etarios, la informalidad femenina supera a la masculina. Sin embargo, existe una excepción clara: el grupo de jóvenes de entre 16 y 24 años.
En ese segmento, los hombres registran la tasa más alta de informalidad de todos los grupos analizados, con un 67,3%. En el extremo opuesto se ubican los hombres de entre 45 y 65 años, que presentan la menor tasa, con un 33,7%.

La brecha se agiganta en el caso de las mujeres adultas y hombres jóvenes.
UN DESAFÍO ESTRUCTURAL PARA EL FUTURO
Los datos del informe refuerzan una advertencia que se repite en distintos estudios: la inserción laboral de los jóvenes en Argentina se produce mayoritariamente en condiciones de alta precariedad, con efectos que pueden extenderse a lo largo de toda su trayectoria laboral.
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La persistencia de estos niveles de informalidad plantea un desafío de fondo para las políticas públicas, no solo en términos de empleo, sino también de desarrollo social, equidad y sostenibilidad del sistema de protección social en el país.
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