Avalancha de importaciones: siete de cada diez prendas que se venden en Argentina ya son chinas

La desregulación comercial impulsada por el gobierno de Javier Milei generó un impacto directo y profundo sobre la industria textil argentina. En un mercado cada vez más inundado por importaciones asiáticas -especialmente chinas-, la Fundación ProTejer alertó sobre un escenario crítico: caída de la producción, retracción del empleo, desplazamiento de marcas nacionales y un flujo creciente de productos que ingresan al país sin los requisitos que sí se exigen a los fabricantes locales.

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UN DOMINIO INÉDITO DE LA ROPA CHINA

El informe revela un dato alarmante: siete de cada diez prendas importadas provienen de China, una concentración sin precedentes que se aceleró con la flexibilización aduanera. Este ingreso masivo se da, según la entidad, bajo condiciones imposibles de igualar para cualquier empresa local: sin certificaciones de calidad, sin valores de referencia, sin etiquetado obligatorio y, en muchos casos, sin el pago de los impuestos correspondientes.

ProTejer advierte que esta dinámica ya se traduce en una pérdida real de competitividad, con fábricas trabajando por debajo de su capacidad, comercios con menor actividad y miles de puestos de trabajo en riesgo a lo largo de la cadena productiva.

DESREGULACIÓN Y AUSENCIA DE CONTROLES

Según el documento, el fenómeno no ocurre de manera aislada: es la consecuencia directa de un desmantelamiento progresivo de normas que garantizaban un comercio leal. La eliminación de herramientas como la declaración jurada de composición, los valores criterio en importaciones y los controles sobre etiquetado y talles dejó expuesta a la industria nacional frente a competidores que operan bajo reglas completamente distintas.

La falta de fiscalización, sumada a un marco regulatorio cada vez más laxo, configuró un terreno donde las prendas asiáticas ingresan sin trabas ni verificaciones, modificando a velocidad récord el equilibrio comercial del sector.

EL PAPEL DEL COURIER Y EL BOOM DE LAS PLATAFORMAS

Otro eje central del informe apunta al crecimiento desmedido del régimen courier y al rol dominante de plataformas como Shein, AliExpress y Temu, que envían miles de paquetes por día directamente al consumidor argentino. Estos envíos, concebidos originalmente para fines personales y de bajo valor, hoy funcionan como un canal comercial paralelo que esquiva aranceles, impuestos y procesos de control.

Debido a las medidas desregulatorias de Milei y Caputo, la industria nacional continúa empobreciendo.

Este circuito, explica ProTejer, alteró de manera profunda la competencia: mientras los comercios formales enfrentan cargas impositivas y regulaciones estrictas, las plataformas extranjeras operan sin prácticamente ningún tipo de exigencia.

AVANCE LEGISLATIVO PARA FRENAR LA COMPETENCIA DESLEAL

El impacto generó incluso movimientos en el Congreso. El diputado Miguel Ángel Pichetto presentó un proyecto que busca equiparar las condiciones impositivas, exigir registración obligatoria y aplicar aranceles específicos a las plataformas que comercializan productos del exterior. La iniciativa apunta a frenar la competencia desigual que denuncian fabricantes y comerciantes, y a recuperar cierto orden en un mercado que consideran completamente desbalanceado.

LO QUE ESTÁ EN JUEGO: PRODUCCIÓN, EMPLEO Y FUTURO

En su conclusión, ProTejer lanza una advertencia contundente: "Lo que está en juego no es solo el precio de una prenda, sino el futuro productivo de la Argentina y la capacidad de compra de un asalariado actual sin trabajo mañana".

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Para la entidad, la combinación de desregulación, expansión del courier y una avalancha de ropa sin controles configura un escenario límite para la supervivencia de miles de pymes textiles y de una cadena de valor que emplea a más de medio millón de personas. La urgencia, señalan, ya no es competitiva: es existencial.