Ni para Navidad alcanza: el derrumbe silencioso de la industria del juguete

Ni siquiera Navidad y Reyes -históricamente los momentos de mayor movimiento del sector- logran darle oxígeno a la industria del juguete. Con un consumo retraído, precios en alza y menor poder adquisitivo, el rubro atraviesa uno de los momentos más delicados en décadas.

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A ese escenario se suma un fenómeno estructural que preocupa: la drástica caída de la natalidad. En 2015, Argentina registraba 2,4 hijos por mujer; hoy el número ronda 1,4, una caída del 42%. "Eso achica directamente el mercado", explicó Julián Benítez, gerente de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, en diálogo con FM Cielo.

CAÍDA DE VENTAS Y PERSIANAS BAJAS

La merma en el consumo golpea de lleno. "Noviembre tuvo una caída del 30% respecto del año pasado", detalló Benítez. El último Día del Niño tampoco trajo alivio: las ventas cayeron un 16% y confirmaron la tendencia negativa.

El cierre de fábricas y empresas se llevó puesta a la industria del juguete.

La foto ya se ve en las calles: unas 300 jugueterías cerraron la atención al público. Algunas lo hicieron de forma definitiva; otras migraron únicamente al comercio online para reducir gastos ante tarifas y alquileres imposibles de afrontar. Sin embargo, el e-commerce aún no alcanza para recomponer la pérdida: representa apenas el 25% del total de ventas.

PANTALLAS, CAMBIO CULTURAL Y MENOS JUEGO TRADICIONAL

En el sector reconocen que la crisis no es solo económica. También es cultural. "La tecnología y los dispositivos móviles están ocupando cada vez más el tiempo de juego real", analizó Benítez. Como ejemplo, mencionó una señal de la industria global: "En Toy Story 5 la tablet aparece como el villano. Si lo plantea Disney, es porque el tema está".

La Cámara del Juguete incluso trabaja junto a la Sociedad Argentina de Pediatría para estudiar el impacto de las pantallas en la infancia. El modelo de juego tradicional está siendo desplazado, lo que suma otro desafío a la ya debilitada estructura del rubro.

IMPORTADOS, PRECIOS QUE NO BAJAN Y MÁRGENES AJUSTADOS

A la caída del consumo se suma la presión de los productos importados. Los aranceles bajaron del 35% al 20%, pero ese recorte no llegó a las góndolas. "Recorrimos jugueterías y los importadores no bajaron las listas de precios. Bajaron los aranceles, pero no bajaron los precios", advirtió Benítez.

Según el sector, la explicación radica en la recomposición de márgenes tras años de restricciones, el temor a nuevos cierres de la economía y los altos costos portuarios, logísticos e impositivos. Tampoco la baja del dólar oficial se reflejó todavía en los precios finales.

Mientras tanto, el ticket promedio sigue alto: oscila entre 25.000 y 30.000 pesos, aunque existan productos desde 6.000. En un contexto de ingresos golpeados, la comparación es inevitable: "Ir al cine una tarde con chicos sale 100.000 pesos. Pero la plata no alcanza para nada", reconocen desde el sector.

UN MERCADO MÁS CHICO Y UN FUTURO EN DUDA

La postal final es contundente: menos nacimientos, más pantallas, caída del consumo y centenares de comercios cerrados. Un combo que deja a la industria del juguete en una situación crítica.

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En ese escenario, ni siquiera Papá Noel tiene garantizado su lugar. Y para el sector, la pregunta ya no es cómo salvar la temporada, sino cómo sostener la actividad en un mercado que se achica año tras año.