Se fue a vivir a Italia y deslumbra cantando en las calles

La idea pasa por la cabeza de muchos jóvenes que no encuentran su lugar y quieren probar suerte en otro lado: así como los bisabuelos de esta generación llegaron en barco a estas latitudes, en los últimos años varios argentinos tomaron la decisión de cruzar el charco para instalarse en Europa.

Una de ellas es Nai Molina, quien hace un año decidió emigrar a Italia y se instaló en el sur del país. Primero en la ciudad de Avellino y, más recientemente en Calabria, desde donde responde ante el llamado de El Bonaerense para contar su historia.

"La decisión de venirme a vivir fue porque yo necesitaba hacer un cambio con mi vida, en argentina sentía que había intentado con todo y que nada me funcionaba, no veía mi futuro", explica.

El proyecto fue impulsado por su novio, quien ya estaba instalado allí, y le propuso que se reúnan: "Fue todo un desafío pero sinceramente siento que fue la mejor decisión que tomé en mi vida", considera.

Su arribo al Viejo Continente sirvió para cumplir con un viejo anhelo que tenía desde que se imaginaba subiéndose al avión y aterrizando en la Península Itálica.

"Yo siempre dije que llegaba a este país y me iba a poner a cantar en cualquier lugar, no me importaba que no entiendan mi idioma, yo sabía qué haciendo lo que me gustara, algo lindo iba a sembrar. Entonces lo hablé con Giuliano Dematteis, un amigo italiano que conocí acá y hace música, y le propuse de empezar a cantar en la calle", relata.

"Me acuerdo que le dije 'vamos a hacerlo con el corazón, por nuestra pasión. Si después no funciona no importa, por lo menos lo intentamos' y ahí comenzó todo", agrega.

Lo cierto es que la gente se prendió a los recitales de Molina en plena vía pública: "Siempre quedaron encantados con lo que brindábamos en cada show", sostiene.

De esta forma, la joven cumplió con un sueño que nació cuando aún vivía en Argentina, donde nunca tuvo la oportunidad de cantar en la calle, aunque cada vez que podía acompañaba a los artistas que se encontraba en los trenes o la misma calle.

"Siempre me gusto cantar, es algo que lo llevo en la sangre, toda mi familia hace música, crecí con eso. Canto desde los 8 años", confiesa.

Una de sus interpretaciones ante el público fue la de la canción Me vas a extrañar, de Damas Gratis, cuya filmación se viralizó en su cuenta de TikTok (@naimolinaok_), donde acumula más de 1,3 millones de reproducciones hasta el momento.

"Sinceramente, no me esperaba que mi video llegara a tantas reproducciones, a tantos medios. Fue una emoción muy grande", manifiesta.

"Me hubiera gustado poder haber estado en Argentina, así compartía esa emoción con mi familia y allegados que saben lo que es la música y cantar para mí. Pero bueno, de todas formas lo disfrute y estoy súper contenta de que mi video haya salido en varios medios y que la gente sienta un poco de orgullo al saber que otra argentina lleva en alto su bandera y su cultura", sostiene Molina.

A pesar de cantar en un idioma desconocido por la mayoría de los italianos, la reacción del público sorprendió a la joven. Muchos se quedaron viéndola, la aplaudieron e, incluso, algunos se animaron a tirarse unos pasos de cumbia sin saber cómo se baila.

No obstante, el repertorio con raíces argentas sirvió para acercar a muchos de esos compatriotas que echaron raíces del otro lado del charco y, por un ratito, se sintieron como en casa.

"Gracias a que empecé a cantar en la calle, conocí muchísimos argentinos que estaban viviendo en la misma ciudad y no los conocía. Se armó un lindo grupo, que me acompaña en todas las seratas (noches, en italiano)", asegura.

Cuando habla de la relación con sus compatriotas, la cantante hace un parate al hablar de Nápoles, cuna del maradonismo, a la que considera la "mini Buenos Aires en Italia".

"Ibas caminando por las calles y sentías que estabas en Argentina. Es increíble la cantidad de banderas que hay, hasta en los balcones de los edificios, una locura", detalla.

"La gente se daba cuenta de que éramos argentinos y nos cantaban La mano de Dios. Fue super divertido y muy lindo. Sin dudarlo, iría una y mil veces más", agrega.

A pesar de la experiencia novedosa, de conocer lugares increíbles y desarrollarse en un contexto totalmente diferente al del Conurbano bonaerense o la Capital Federal, Molina plantea que mudarse a Europa "no es Disney".

"No es lo que todos pintan. Acá cuesta todo, desde conseguir trabajo estable hasta conseguir un alquiler. No es tan fácil, pero tampoco imposible", analiza.

Además, la distancia con la familia es otro factor de preponderancia a la hora de poner todo en la balanza: "Los extraño mucho. Los domingos de asado con mi viejo, los amigos, las cosas cotidianas que siempre hacía con ellos", enumera.

Sin embargo, considera que allí hay otra calidad de vida, donde en la mayoría de los casos se puede vivir, comer y comprarse cosas con un sueldo mínimo, además de la estabilidad económica y la seguridad que, mayoritariamente, escasean de este lado del mapa.

"Yo siempre digo que es un desafío bastante grande emigrar, pero la calidad de vida que tenés no se compara con nada. Me gusta mucho vivir en Europa", asegura Nai Molina, antes de salir a la calle a deslumbrar con su voz a los calabreses que pasen por allí.