21/05/2025
Muchos jóvenes prefieren mensajes de texto, emoticones o audios grabados pero evitan el diálogo directo. El temor a la exposición y a la interacción en vivo explican esta conducta. Cómo superar esta barrera, según los expertos
Este cambio se manifiesta sobre todo en las nuevas generaciones y lo que hace un tiempo era lo más frecuente, hablar por teléfono, interactuar cara a cara, hoy se volvió, para algunos, una dificultad.
En lugar de llamar, estos jóvenes suele recurrir a audios,
mensajes de texto y redes sociales para comunicarse. Evitan la espontaneidad
del diálogo. A este fenómeno, relativamente reciente, se le ha dado el nombre
de telefobia.
La doctora Silvia Ongini, psiquiatra infanto-juvenil
del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas de la Universidad de
Buenos Aires (UBA) (MN 69.218), explicó a Infobae que "hablamos de fobia cuando
nos referimos a miedos exagerados a algo y le agregamos un prefijo, "tele",
para asociarlo a aquel aspecto al que se vincula. Muchas veces lo que genera la
fobia son conductas inhibitorias, defensivas y un estado de ansiedad muy
grande".
La
generación Z enfrenta mayor
La generación Z enfrenta mayor dificultad para
interactuar físicamente o usar el teléfono con fines sociales y laborales,
según los especialistas (Imagen Ilustrativa Infobae)
Es importante aclarar un detalle. Quien se angustia
por esta fobia lo que en realidad teme es la interacción. Siente temor a no ser
competente, a decir algo incorrecto, a no saber qué responder cuando se le
pregunta algo o a ser juzgado.
¿Por qué se produce? "El hablar por teléfono implica
una comunicación en tiempo real con un otro y también tiene sus códigos. Desde
que surgió el teléfono hasta las modalidades actuales de comunicación, todo fue
modificándose y también el ser humano se fue adaptando a estos instrumentos",
explicó la especialista.
Y añadió: "En este tema de las comunicaciones en
tiempo real, lo que se ve es que las generaciones como la Z, que son nativos
digitales nacidos entre mediados de la década de los '90 y aproximadamente el
2010, presentan dificultades o mayor ansiedad cuando tienen que hablar ya sea
por teléfono o incluso en forma presencial con otra persona. Sienten miedo a no
decir lo que espera el otro o a ser rechazados. Esto es lo que genera conductas
inhibitorias que está requiriendo que se revean o que se fortalezca a los
adolescentes en estas modalidades", comentó la experta.
La
comunicación presencial tiene otros
La comunicación presencial tiene otros matices,
inflexiones y componentes afectivos que permiten una mayor expresión del ser
(Imagen Ilustrativa Infobae)
Por otro lado, la doctora Cynthia Dunovits, del
Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 123.009),
señaló que la telefobia se entiende desde la salud mental como una variante de
la ansiedad social, el trastorno de ansiedad más frecuente cuyos síntomas se
desencadenan en el contexto de exposición.
Según la Asociación de Ansiedad y Depresión de
América, "la ansiedad social es la ansiedad intensa o el miedo a ser juzgado,
evaluado negativamente o rechazado en una situación social o de actuación".
"Se caracteriza por síntomas de activación: nerviosismo, ruborización, taquicardia, sudoración y temor al ridículo, a ser juzgado por otros que determina secundariamente conductas de evitación" explicó la doctora Dunovits.
Los
especialistas vinculan las conductas
Los especialistas vinculan las conductas inhibitorias
generadas por la telefobia con altos niveles de ansiedad social en jóvenes y
adolescentes (Imagen Ilustrativa Infobae)
Para tener una idea de las implicancias del fenómeno
de la telefobia, según una encuesta de Uswitch, una empresa de telefonía móvil,
realizada en 2024 a 2.000 adultos del Reino Unido, el 61 por ciento de los
jóvenes de entre 18 y 34 años preferían enviar
mensajes de texto a hablar o recibir una llamada, y
23 por ciento admitió que nunca respondía a las llamadas.
La mayoría prefería las llamadas concertadas
previamente (68%), asumiendo que una llamada inesperada significaba malas
noticias (56%), según la encuesta.
La Encuesta Global Generación Z 2022 del McKinsey
Health Institute (MHI), realizada por la consultora Oliver Wyman entre más de
42.000 encuestados de 26 países de todos los continentes, analizó las cuatro
dimensiones de su salud, mental, física, social y espiritual. Según este
trabajo, el 50 por ciento de los jóvenes aseguró recibir ayuda para enfrentar
problemas de salud mental. El tratamiento psicológico requerido fue por
ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, trastorno
obsesivo-compulsivo u otros problemas.
Un
síntoma de la telefobia
·
Pánico y bloqueo cuando suena o se ve
una llamada entrante.
·
Dar excusas para evitar que las personas
llamen o tener que hacer una llamada.
·
Dejar que las llamadas suenen hasta el
final para no tener que atenderlas.
·
Sentir un elevado estrés ante la
obligación de tener que hacer una llamada.
·
No sentirse competente mientras se habla
durante una conversación telefónica.
·
Balbucear, decir frases cortas y
titubeantes durante la conversación.
·
Repasar mentalmente ese diálogo
mantenido tras la llamada y sentirse mal con uno mismo.
Experimentar
palpitaciones y hasta mareos cuando suena el teléfono
Resulta difícil pensar a la telefobia como un
fenómeno solitario, destacó la doctora Dunovits. "Se vuelve fundamental
pensarla en el contexto de lo que representan los vínculos interpersonales hoy:
contextos hiperconectados, de miradas constantes y, paradójicamente, de mucha
soledad. De paradigmas de la imagen, donde se priorizan espacios individuales
en detrimento de las construcciones colectivas o compartidas", describió la
experta.
La
pandemia acentuó la construcción
Y añadió que los adolescentes de hoy fueron construyendo su identidad y personalidad en el contexto de la pandemia, "a través de conceptos tales como 'aislamiento social' y su contacto con el otro mediante la sobreexposición de su imagen en la virtualidad. En estos tiempos de reafirmación desde la imagen propia, se vuelve difícil el encuentro con otro desde la construcción de un diálogo donde el otro se vuelve real, corpóreo, y nos invite a salir de nuestra autoimagen para ponernos en contacto con lo ajeno y la posibilidad de un espacio compartido", afirmó.
En coincidencia, la doctora Ongini expresó: "Podemos
entender que lo sociocultural y lo epocal, influyen en el sujeto tanto a favor
como también generando algunas situaciones, como estrés o alto nivel de
exposición, para las cuales a veces no se está del todo preparado. Entonces se
manifiestan problemáticas como ansiedad, depresión, inseguridad y baja
autoestima".
Y agregó: "Tal vez, una de las cosas más
perjudiciales que construyen este tipo de miedos, inhibiciones y ansiedades
como lo hace la telefobia, es estar tanto tiempo con pantallas y con
comunicaciones virtuales, que no dan espacio ni tiempo para la comunicación
presencial, que tiene otros matices, que tiene inflexiones cuando hablamos, que
muestran la emocionalidad y otros componentes afectivos del sujeto, que a veces
queda aplanado y no puede darse al expresarse solo mediante texto y
emoticones".
Las
generaciones anteriores a La
En algunos lugares del mundo ya se están tomando
medidas para abordar el problema de la telefobia entre los jóvenes. Por
ejemplo, el Nottingham College, una institución educativa en Reino Unido,
comenzó a organizar encuentros para ayudar a los estudiantes a desarrollar su
confianza al usar el teléfono.
Según Liz Baxter, asesora profesional del colegio,
"En una clase de 25 a 30 estudiantes, estimo que al menos tres cuartas partes
de ellos experimentarán y admitirán sentir ansiedad por usar el teléfono", dijo
a CNBC Make It en una entrevista.
Y añadió: "Simplemente no tienen confianza" para
usar el teléfono de manera formal, lo cual es algo negativo, según la experta,
ya que las conversaciones telefónicas o videollamadas siguen siendo una
habilidad esencial para entrevistas de trabajo, la creación de redes
profesionales y el intercambio de noticias importantes.
"Los mensajes de texto les permiten pensar (y pensar
demasiado) sus respuestas, de ahí su preferencia por ellos. Con una llamada en
vivo hay un miedo al fracaso. Se hacen preguntas como: '¿Qué pasa si digo algo
incorrecto?' y '¿Qué pasa si no sé la respuesta? '", dijo Baxter.
Los
expertos afirman la importancia
La capacitación consiste en practicar una serie de
situaciones cotidianas en las que hay que hacer llamadas telefónicas.
Claves
para superar el miedo a hablar por teléfono
La doctora Ongini destacó la importancia del adulto
"en el acompañamiento de niños, niñas y adolescentes, no solo en el uso de los
medios digitales y de la comunicación en este mundo global de Internet, sino
también en la escucha, de ese otro que valida, de ese otro que registra, de ese
cuidador primario que es la figura significativa que va a apoyar desde la
realidad para que estos jóvenes no tengan estas problemáticas".
Y remarcó: "O sea, no se trata de prohibir o de rediseñar cuestiones, sino de volver a lo simple, a lo humano, a lo necesario, que es el cuidado, la palabra, la validación, el acompañamiento en el crecimiento".
Los
padres y profesionales deben
Finalmente, concluyó: "Entonces, esos matices
emocionales, esas cuestiones que son tan humanas, como la calidez de la escucha
o la respuesta de un otro al otro lado de un teléfono o en la presencialidad,
son las que ayudan a que estas ansiedades, conductas inhibitorias o miedos
exagerados se puedan superar si existen y si no, no se construyan".
La médica recomendó que cuando se detecta que
alguien no la está pasando bien, que no ve claro su futuro o que empieza a
tener conductas que inciden en sus vínculos, su hacer cotidiano y estudio, hay
que buscar espacios de consulta profesional, fortalecer las redes y los
espacios institucionales. "Es importante dar más herramientas a la familia y a
los jóvenes para poder superar estas situaciones con mejores respuestas y
resultados", concluyó la especialista.
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21 de mayo de 2025
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