Adrianita Taddey: La Santa de los humildes en Florencio Varela

Desde su nacimiento, Adrianita ya estaba destinada a ser especial. Sus padres decidieron no seguir la tradición de nombrar a los hijos según el santoral del día, creyendo que ella haría santo su propio nombre. A los tres años y medio, sufrió un episodio que cambiaría su vida: una inyección mal administrada la dejó moribunda, pero milagrosamente despertó, aunque parapléjica.

"Ella fue una chica muy milagrosa y es representativa de Florencio Varela. Cada persona que viene al cementerio, pasa a visitarla", dijo uno de los testimonios brindados a Bona TV. "Transmitía una espiritualidad muy especial. Era una niña muy sonriente y que transmitía cierta paz", dijo una mujer que conoció a la niña, ya que iba al kiosco que tenía la familia de Adrianita en aquel momento.

Su vida de milagros comenzó cuando, según relató, la Virgen María se le apareció y la llevó a pasear a un parque donde encontraron a un gato grande. Este gato, desconocido para Adrianita, se convirtió en una presencia constante en su vida. A través de su fe, la niña pidió que medallas de la Virgen Milagrosa fueran colocadas bajo la almohada de niños enfermos, y muchos aseguran haber experimentado curaciones milagrosas.

La fama de la "Santita de Varela" creció, y la gente acudía a su casa en busca de curación. Adrianita, además de enfrentar sus propios desafíos de salud, se convirtió en una excelente alumna y una sanadora para quienes la buscaban. Sin embargo, su vida terrenal llegó a su fin a los 11 años, el 4 de mayo de 1969, debido a complicaciones con una vacuna.

Tras su muerte, en el cielo de Florencio Varela se formó un corazón luminoso atravesado por una flecha, un fenómeno que desafía explicaciones científicas. Su tumba se ha convertido en un lugar de peregrinación, con miles de personas dejando flores y placas de agradecimiento por los milagros recibidos.

Otro testimonio recolectado por el Bona TV dijo que conoció a Adrianita Taddey "googleando" y así supo saber quien es. "Cuando regresé al cementerio sentí algo que no lo puedo explicar. Los sentimientos no se explican".

Este mismo hombre dice que "la está ayudando muchísimo" en sus problemas de salud y que guarda un retrato de ella en su auto y en una mesa que tiene en su casa. "Estoy mucho mejor. La ayuda ha llegado. La paz y alegría es inmensa".

La historia de Adrianita Taddey perdura como un ejemplo de fe y esperanza, recordando a aquellos que creen en los milagros que trascienden la lógica y la explicación científica. La "Santita de Varela" sigue sonriendo desde una foto en su bóveda, y su legado vive a través de la fe de aquellos que la llaman milagrosa.