23/12/2025
El último Boletín Epidemiológico Nacional indicó una herramienta terapéutica que se considera complementaria a la vacunación para reducir complicaciones en personas con factores de riesgo.
La confirmación de los tres primeros casos del subclado K de la influenza A (H3N2) en Argentina apareció en un contexto con baja circulación habitual de virus respiratorios. La identificación de esta variante conocida como supergripe reavivó la atención de las autoridades sanitarias, los equipos médicos y la comunidad científica.
El hallazgo no sólo aportó información genética relevante sobre la evolución del virus, sino que también volvió a poner en foco a un medicamento ampliamente utilizado durante la pandemia de gripe A de 2009: el oseltamivir.

El Ministerio de Salud de la Nación, a través del último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) publicado esta semana, comunicó que el antiviral puede cumplir un rol complementario a la vacunación, sobre todo en personas con mayor riesgo de desarrollar cuadros graves.
"El tratamiento antiviral con oseltamivir, un inhibidor de la neuraminidasa, es una herramienta terapéutica complementaria a la vacunación, especialmente útil en pacientes con factores de riesgo. Aunque su mayor efectividad se observa cuando se administra dentro de las primeras 48 horas del inicio de síntomas, hay evidencia que demuestra beneficios incluso en tratamientos iniciados más tardíamente en pacientes con enfermedad grave", sostuvieron en el BEN.

"Sin embargo, debe considerarse que el uso indiscriminado del fármaco podría llevar a la aparición de resistencia, en consecuencia, debe promoverse un uso racional del mismo bajo ciertas indicaciones médicas", precisó el BEN.
Y agregó: "Diversos estudios han evidenciado que en pacientes ambulatorios con alto riesgo de complicaciones, su uso se asocia a una reducción en la duración de los síntomas y en la incidencia de complicaciones. En pacientes hospitalizados con influenza grave, se ha documentado una disminución en la duración de la hospitalización y en el riesgo de mortalidad, especialmente cuando el tratamiento se inicia dentro de las primeras 48 horas del inicio de los síntomas, aunque también se observan beneficios cuando se inicia más tardíamente en casos graves o progresivos".COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
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