04/12/2025
El Observatorio de la Deuda Social de la UCA registró una caída de más de 9 puntos respecto al año pasado. Sin embargo, advierten que parte de la mejora responde a cambios metodológicos y que persisten altos niveles de desigualdad, cronicidad y malestar social.
La pobreza en la Argentina se ubicó en 36,3% durante el tercer trimestre de 2025 y la indigencia en 6,8%, de acuerdo con el último informe del Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la UCA.
Los datos muestran descensos importantes: 9,3 puntos menos que en 2024 y 8,4 puntos por debajo del tercer trimestre de 2023, antes del inicio del gobierno de Javier Milei.
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La UCA destacó que, tras el pico más alto desde 2005 registrado el año pasado, la pobreza cayó a su nivel más bajo desde 2018. La indigencia también mostró una mejora respecto del 11,2% de 2024.
EFECTO METODOLÓGICO Y DIFERENCIAS CON EL INDEC
El informe advierte que parte de la caída podría explicarse por el cambio metodológico en la captación de ingresos de la Encuesta Permanente de Hogares.
Según estimaciones del propio organismo, la pobreza oficial proyectada por el INDEC para el segundo trimestre de 2025 sería del 31,8%, pero al corregir el subregistro de ingresos, la baja real sería de apenas 2,1 puntos respecto de 2023.
En este escenario, cerca de tres cuartas partes de la mejora estadística responderían a ese cambio, y la pobreza corregida rondaría el 35%.
BRECHAS SEGÚN LA COMPOSICIÓN FAMILIAR
Las diferencias entre hogares con y sin niños siguen siendo profundas. La pobreza trepa al 48,8% entre quienes viven en hogares con niños, mientras que cae al 10,8% en los hogares sin menores a cargo.
El informe también resalta la cronicidad del fenómeno: el 27,6% de la población se mantuvo en situación de pobreza por ingresos entre 2024 y 2025, con un alarmante 60,9% dentro del estrato socioeconómico "Muy Bajo".

En los hogares donde viven niños, la pobreza trepa al 48,8%.
OTRAS PRIVACIONES: INGRESOS, ALIMENTACIÓN Y BIENESTAR EMOCIONAL
La medición por ingresos se complementa con indicadores directos de privación.
En 2025, el 46,8% de la población asegura que sus ingresos no alcanzan para cubrir gastos básicos, cifra que se dispara a casi 7 de cada 10 hogares en niveles socioeconómicos bajos.
La inseguridad alimentaria afecta al 18,7% de los hogares, y al 40,2% dentro del estrato más vulnerable. A esto se suma un deterioro del bienestar emocional: el 37,7% de las personas de nivel muy bajo reporta malestar psicológico, y casi 4 de cada 10 personas bajo estrés económico presentan síntomas similares.
El estudio subraya que las transferencias sociales siguen siendo fundamentales para contener los niveles de pobreza. Las simulaciones muestran que, sin estos programas, la indigencia se duplicaría hasta el 12,8%, mientras que la pobreza treparía al 41,8%.
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