22/07/2025
Desde marzo de 2025, Canadá ha confirmado un total de 3.500 casos de sarampión, superando tanto a Estados Unidos como a cualquier otro país miembro de la Organización Mundial de la Salud.
Canadá enfrenta un preocupante rebrote de sarampión, con más de 3.500 casos confirmados desde marzo de 2025, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La situación ha reavivado el debate en torno a las vacunas, una discusión que cobró fuerza durante la pandemia de Covid-19 y que ahora vuelve a generar tensiones en diversas comunidades del país.
Con una población de 40 millones de personas, Canadá
presenta actualmente más contagios de sarampión que Estados Unidos que
atraviesa su peor epidemia de esta enfermedad en más de tres décadas y que
cualquier otra nación, lo que pone en evidencia fallas en la cobertura vacunal
y en la gestión sanitaria frente a enfermedades prevenibles.
Especialistas en salud pública identifican que parte
del crecimiento de los contagios se concentra en provincias como Ontario y
Alberta, donde ciertos grupos religiosos y comunidades antivacunas han mostrado
una firme resistencia a las campañas de inmunización. En Aylmer, una pequeña
ciudad con trece iglesias, el rechazo a las medidas sanitarias se expresó de
manera clara durante la pandemia. Allí, la Iglesia de Dios, liderada por el
pastor Henry Hildebrandt, desobedeció las restricciones impuestas por el
confinamiento y fue sancionada con una multa de 65.000 dólares canadienses.
El brote actual no afecta únicamente a estas comunidades. Michelle Barton, directora de la división de enfermedades infecciosas del hospital infantil del London Health Sciences Center en Ontario, subrayó que también se han detectado casos entre nuevos inmigrantes que no accedieron a vacunas tras instalarse en el país. Barton aclaró que si bien existe una presencia significativa de población menonita sin vacunar, la situación es más compleja: muchas mujeres, por ejemplo, estarían dispuestas a inmunizar a sus hijos, pero temen represalias dentro de sus propias familias o congregaciones. "No quieren ir en contra de su cultura ni de los ancianos de la iglesia", explicó la médica, quien también reconoció que algunos profesionales de la salud muestran frustración frente a una crisis sanitaria que podría haberse evitado.
Desde el punto de vista epidemiológico, el riesgo de
propagación se mantiene alto mientras la tasa de vacunación infantil no alcance
los niveles necesarios para garantizar la inmunidad colectiva. Alon Vaisman,
infectólogo de la Universidad Health Network de Ontario, advirtió que los
esfuerzos de salud pública deben enfocarse en establecer un diálogo directo con
líderes religiosos, con el objetivo de desmontar la desinformación que, según
señaló, ha construido "un muro de mentiras" en torno a las vacunas.
Vaisman sostuvo que no se debe descartar ninguna vía
de persuasión. "Desde la perspectiva de la salud pública, no debemos considerar
nada insuperable cuando se trata de campañas de vacunación", afirmó, al tiempo
que insistió en la urgencia de fortalecer las estrategias de comunicación para
contener un brote que, según remarcó, era totalmente evitable.
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