16/07/2025
Los neurólogos señalan que existe un signo temprano de ACV comúnmente subestimado, pese a su frecuencia entre los pacientes.
Entre el 1% y el 5% de la población convive con aneurismas cerebrales sin saberlo. Se trata de pequeñas malformaciones en las arterias del cerebro que, al romperse, pueden provocar hemorragias cerebrales severas y potencialmente mortales, conocidas como accidentes cerebrovasculares (ACV) hemorrágicos. Aunque poco frecuentes en comparación con los ACV isquémicos, los eventos hemorrágicos suelen tener consecuencias más graves y requieren atención médica inmediata.
"El ACV hemorrágico es el menos común, pero muchas veces es
causado por un aneurisma cerebral. Se trata de una malformación congénita: uno
nace con un defecto en una arteria, que con el tiempo puede crecer y
eventualmente romperse", explicó el médico neurocirujano Pedro Lylyk. Según el
especialista, cerca del 5% de los casos tiene un componente hereditario, por lo
que recomienda estudios preventivos si hay antecedentes familiares.
El diagnóstico temprano puede salvar vidas. "Con una simple
resonancia magnética es posible observar el estado de las arterias cerebrales y
detectar estos defectos antes de que causen una hemorragia", detalló Lylyk. En
muchos casos, los aneurismas no presentan síntomas hasta su ruptura, aunque
algunas señales de advertencia pueden incluir caída de un párpado, visión doble
o borrosa, dolor alrededor de los ojos, dilatación de una pupila o
adormecimiento facial unilateral.
Cuando un aneurisma se rompe o se infecta, puede generar síntomas agudos como un dolor de cabeza súbito e intenso, náuseas, vómitos o pérdida de la conciencia. En estos casos, la atención médica urgente es fundamental para minimizar el daño neurológico y preservar la vida.
"Cualquiera puede tener un aneurisma cerebral, aunque es más común en adultos, sobre todo a partir de los 50 o 60 años", agregó Lylyk. Si bien es raro en niños, se necesita la presencia de factores adicionales como hipertensión, tabaquismo o colesterol elevado para que la malformación crezca y llegue a romperse.
Afortunadamente, existen tratamientos eficaces. Según el neurocirujano, los aneurismas pueden abordarse mediante cirugía abierta o procedimientos mínimamente invasivos, con resultados cada vez más exitosos gracias a los avances tecnológicos en neurointervencionismo. Además, Lylyk subrayó la importancia de los hábitos saludables para la prevención: "El ejercicio físico regular reduce los factores de riesgo, mejora la salud cardiovascular, controla la presión arterial y protege el cerebro".
El abordaje temprano, la concientización sobre los
antecedentes familiares y la promoción de estilos de vida saludables se
consolidan como pilares fundamentales para prevenir las consecuencias más
graves de los aneurismas cerebrales.
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16 de julio de 2025
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