10/07/2025
El vitíligo es una condición cutánea que afecta aproximadamente al 2% de la población mundial. Comprender sus causas, características y su impacto emocional es fundamental para promover una mirada empática, combatir estigmas y acompañar adecuadamente a quienes conviven con esta afección.
La pérdida progresiva del color de la piel en forma de manchas puede ser el primer signo de una enfermedad que afecta a cerca de 75 millones de personas en todo el mundo. Se trata del vitíligo, un trastorno crónico que provoca la desaparición de los melanocitos, las células encargadas de producir el pigmento que da color a la piel, el cabello, los ojos y las mucosas.
Esta condición puede manifestarse a cualquier edad, aunque en la mayoría de los casos comienza antes de los 30 años. En personas con piel más oscura, las manchas despigmentadas suelen ser más visibles, lo que puede tener un impacto emocional y social considerable. Los síntomas varían según el tipo de vitíligo, pero la pérdida irregular del color en manos, rostro, zonas genitales y alrededor de aberturas del cuerpo es una de las formas más frecuentes de inicio.
Desde la medicina, se reconocen distintos tipos: el vitíligo generalizado es el más común y suele aparecer de forma simétrica en distintas partes del cuerpo. El segmentario afecta un solo lado o región, mientras que otras variantes como el vitíligo localizado o el acrofacial (en manos, rostro y áreas cercanas a ojos y boca) también son habituales. En los casos más severos, el vitíligo universal puede abarcar casi toda la superficie corporal.
Las causas no son del todo claras, pero se asocian a trastornos autoinmunes, antecedentes familiares, y eventos desencadenantes como estrés, lesiones en la piel o exposición a sustancias químicas. Además de las alteraciones visibles, el vitíligo puede generar complicaciones adicionales, como una mayor sensibilidad al sol, problemas oculares, pérdida auditiva y afectaciones en la salud mental.
En cuanto al tratamiento, si bien no existe una cura definitiva, se han desarrollado terapias que permiten detener o ralentizar el avance de la enfermedad. Una de las opciones más utilizadas es la fototerapia con rayos UVB de banda estrecha, en combinación con fármacos como corticosteroides o inhibidores de la calcineurina. Estas estrategias pueden mejorar significativamente la apariencia de la piel, aunque los resultados dependen de cada paciente.
Más allá de los aspectos médicos, los especialistas insisten en no minimizar el componente emocional que conlleva vivir con una enfermedad visible, especialmente en contextos donde la diferencia estética puede derivar en estigmatización. El abordaje integral, señalan, requiere no solo atención dermatológica, sino también apoyo psicológico y campañas que fomenten la empatía y la inclusión.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
15 de julio de 2025
15 de julio de 2025
15 de julio de 2025
15 de julio de 2025
14 de julio de 2025