07/07/2025
Por primera vez desde 1923, París habilitó zonas del río Sena para el baño público, coincidiendo con una intensa ola de calor. La medida incluye estrictas normas de seguridad, controles regulares de calidad del agua y horarios restringidos. ¿Qué riesgos persisten pese a esta histórica reapertura?
Después de más de un siglo de espera, los parisinos volvieron a sumergirse legalmente en las aguas del río Sena. Por primera vez desde 1923, las autoridades francesas autorizaron el uso recreativo del emblemático curso de agua en sectores delimitados, dando lugar a una jornada que combinó celebración, nostalgia y estrictos protocolos de seguridad.
La reapertura, cuidadosamente planificada, incluyó
la habilitación de tres zonas especiales para el baño, con plataformas de
madera, duchas, escaleras y personal de rescate. Dos de estas áreas se
encuentran junto a monumentos icónicos: una cerca de la Torre Eiffel y otra en
la Isla de San Luis, frente a la catedral de Notre-Dame. Desde las primeras
horas del día, decenas de personas se acercaron con entusiasmo, cumpliendo con
los requisitos establecidos, como el uso obligatorio de flotadores y la
verificación de habilidades para nadar sin asistencia.
Antes del amanecer, un empleado municipal retiró
algas y residuos de la superficie, dejando todo en condiciones para un momento
histórico. Alrededor de las ocho de la mañana, los primeros bañistas ingresaron
al agua entre aplausos y gritos de alegría. La corriente del Sena, aunque leve,
recordó a los presentes que se trata de un río activo, con vida propia.
"¡Estoy muy contenta! Hace años que soñaba con nadar en el Sena", expresó Ingrid, una parisina de 95 años que no quiso perderse la ocasión, enfundada en una malla turquesa y acompañada por su nieta. Amine Hocini, un joven obrero de 25 años, celebró la experiencia: "Es tan agradable nadar en el corazón de la ciudad, especialmente con el calor que hemos tenido últimamente. Pensé que iba a estar más frío, pero en realidad el agua está templada".
Este hito forma parte del legado urbano que dejaron
los Juegos Olímpicos de París y responde también a una necesidad climática
urgente: en plena ola de calor que elevó las temperaturas hasta rozar los
40?°C, París apuesta por espacios naturales y accesibles para combatir el
estrés térmico urbano. La alcaldesa Anne Hidalgo, una de las principales
impulsoras del proyecto, participó del evento con una botella de agua del río
en la mano como gesto simbólico. "París tiene la suerte de adelantarse a su
tiempo. Con el calor extremo que solo irá en aumento, invertir en zonas
naturales para nadar es esencial", afirmó.
Para garantizar la seguridad, se instalaron sensores
que monitorean la calidad del agua en tiempo real y se implementó un sistema de
banderas (verde, amarilla, roja) similar al de las playas. La prohibición de
nadar fuera de las zonas habilitadas sigue vigente, y el acceso es gratuito
hasta el 31 de agosto, sujeto a condiciones climáticas y con cupos limitados.
La reapertura fue posible gracias a una inversión de más de 1400 millones de euros destinados a mejorar la calidad del agua, incluyendo nuevas infraestructuras para el tratamiento de aguas residuales. Aun así, persisten desafíos: lluvias intensas pueden desbordar el sistema unificado de cloacas y escorrentías, afectando la salubridad del río, como ocurrió durante los Juegos Olímpicos, cuando se suspendieron algunas pruebas acuáticas.
No todos están convencidos. "No me arriesgaré,
francamente", comentó Francois Fournier, vecino de la ribera, mientras
observaba a los bañistas desde un puente. "He visto cosas que no puedes
imaginar flotando en el Sena".
Si bien algunos residuos todavía eran visibles en la superficie, el agua no desprendía olores desagradables. Las autoridades sanitarias aseguran que los niveles de bacterias se mantienen dentro de los márgenes permitidos. A pesar de ello, la subprefecta Elise Lavielle advirtió sobre posibles riesgos: "Existe peligro de ahogo por el cieno, las plantas adheridas, las fuertes corrientes, el riesgo de hidrocución y el tráfico fluvial". Solo en el último año se registraron trece muertes relacionadas con el Sena; en lo que va del actual, ya hubo tres.
El proyecto de saneamiento continuará al menos hasta
2026, con planes de extender las zonas habilitadas hacia los suburbios de la
capital. Mientras tanto, la reapertura del Sena marca un punto de inflexión en
la relación de París con su río, entre la recuperación ambiental, la adaptación
climática y el derecho al disfrute del espacio público.
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