19/05/2025
Un estudio reciente y expertos consultados por Infobae plantearon que vivir con mascotas puede ser importante para el bienestar, especialmente en casos de aislamiento social. Los detalles
Los animales de compañía pueden ser un factor clave en la mejora de la salud mental de las personas. En particular, para los adultos mayores y los adultos jóvenes en situaciones de vulnerabilidad, la interacción con animales podría tener efectos en la prevención de la soledad y el aislamiento social.
Así lo han propuesto científicos como la doctora Em
Bould, investigadora de la Universidad de Monash, en Australia, al explorar
cómo los animales de compañía pueden desempeñar un papel crucial en la mejora
del bienestar.
Antes que nada, una definición: para la Organización
Mundial de la Salud (OMS), el aislamiento social tiene que ver con la falta de
suficientes de relaciones sociales que provoca soledad.
La relación simbiótica entre los adultos mayores y
sus mascotas promueve una rutina saludable, ya que los animales requieren
atención constante, lo que obliga a los cuidadores a mantenerse activos
físicamente y organizados, mejorando su calidad de vida, según expertos (Imagen
ilustrativa Infobae)
La
ciencia detrás de la interacción con las mascotas
La doctora Bould y su equipo de investigación
analizaron cómo las mascotas pueden influir en la salud emocional y social. Los
resultados fueron claros: la interacción con animales de compañía tuvo un
impacto significativo en la reducción de la soledad y la mejora de la salud
general.
Así, según divulgaron en un comunicado, llevaron a
cabo "un proceso de investigación-acción con estudiantes universitarios internacionales,
adultos mayores residentes en residencias para la tercera edad y personal
directivo de dos centros de atención para la tercera edad. El programa piloto
contó con la participación de 30 adultos mayores de dos centros de atención
para la tercera edad en Victoria y 11 estudiantes universitarios
internacionales voluntarios":
"Los
participantes se reunieron presencialmente una hora a la semana, durante 18
semanas. Para fomentar la conversación, el programa incluyó actividades de ocio
con animales (como manualidades, rompecabezas, bingo de animales, canciones con
temas de animales), animales robóticos y mascotas vivas", repasaron.
Y ampliaron que, posteriormente, "seis adultos
mayores, diez estudiantes internacionales de la Universidad de Monash y tres
miembros del personal de gestión de centros de atención a personas mayores
participaron en la evaluación del programa. Esto implicó completar encuestas al
inicio y al final del piloto, así como una entrevista semiestructurada". Los
hallazgos se publicaron en Complementary Therapies in Clinical Practice.
Según
el doctor Juan Hitzig,
Según el doctor Juan Hitzig, el afecto proporcionado
por los animales de compañía activa neurotransmisores como la serotonina, la
dopamina y la oxitocina, que reducen el estrés y mejoran la actividad cerebral
e inmunitaria (Imagen Ilustrativa Infobae)
Bould, quien diseño el programa Mascotas y Personas
que enmarcó esta investigación, destacó que tanto "los adultos mayores como los
estudiantes internacionales experimentaron una disminución significativa de la
sensación de soledad y una mejora significativa de su salud. La presencia de
mascotas vivas, en particular, ayudó a romper el hielo y facilitó las
conversaciones entre los participantes".
Según el comunicado, "la soledad se midió con la
Escala de Soledad de la UCLA y disminuyó significativamente de 49,4 a 41,4. La
salud de los participantes se midió con el instrumento EuroQol-5 Dimension, y
se observó un aumento clínicamente significativo de 0,741 a 0,800?.
María Fernanda Rivas, psicoanalista, especialista en
parejas, familias, y en niños y adolescentes, coordinadora del Departamento de
Pareja y Familia de la Asociación Psicoanalítica Argentina, reflexionó sobre
este tema: "Aparte del cariño que brindan y que se les dispensa, los animales
de compañía pueden llegar a cumplir funciones de sostén y acompañamiento.
Se muestran muy receptivos a los estados anímicos de
aquellos con quienes conviven. Se los suele 'humanizar': se les atribuyen pensamientos,
sentimientos y deseos propios de los humanos a los que ellos responden con
facilidad. Tienen sus lugares y roles asignados dentro de la casa. Es muy
frecuente comprobar que se parecen mucho a sus dueños ya que copian con los
años su carácter, sus horarios, sus rutinas, etcétera. Son muy sensibles a los
buenos o malos tratos y de acuerdo a ésto forjarán su personalidad y su forma
de reaccionar ante las personas".
Rivas subrayó que el fenómeno se inscribe en un
contexto cultural más amplio: "En los últimos tiempos se ha observado un
crecimiento de la cultura 'pet friendly'. Se permite ingresar a algunos bares y
restaurantes y hasta a negocios de ropa con mascotas. Esto habla de una
apertura social que facilita la aceptación y el respeto por los lazos que las
personas establecen con los animales. Esto permite que se armen interacciones
con otros con quienes se experimenta afinidad y se puedan dar relaciones de
pertenencia a determinados grupos (por ejemplo, los que se reúnen en una plaza
a pasear a sus perros)".
La experta repasó que también "se han modificado algunas leyes para su protección y se contemplan castigos para quienes ejerzan maltrato animal. De aquí que ahora se los denomine 'animales de compañía', en lugar de mascotas".
Rivas, en tanto, destacó su valor en situaciones de
crisis. "Su presencia puede ayudar a transitar vivencias difíciles de la vida
tales como conflictos familiares, soledad, disgregación de la familia (muy
frecuente en la etapa de la vejez). El contacto con animales suele tener un
efecto calmante. Despiertan afectos como la ternura -que es curativa en sí
misma, cuyo ejercicio puede luego trasladarse a los vínculos con personas- y
sensaciones táctiles y olfativas relacionadas con el 'apego'. Son depositarios
-y beneficiarios- de necesidades de contacto, caricias y abrazos".
Por su parte, José Manuel Viudes, gerontólogo del
Hospital Italiano, expresó a Infobae: "Los beneficios que tienen las mascotas
en los adultos mayores ya están demostrados. Hace bastante tiempo, en un
artículo publicado en una revista científica de Estados Unidos sobre gerontología,
se realizó un seguimiento durante 12 años a casi 4.500.000 adultos mayores. Se
dividió en dos grupos: el primero, compuesto por pacientes que tenían una
mascota en su casa, que podía ser un perro, un gato o incluso un pájaro; y el
segundo, por aquellos que no tenían. Durante ese período, el grupo que tenía
una mascota presentó un 11% menos de infartos y un 25% menos de enfermedades
cardiovasculares, ACV y demencia".
"Además -amplió el especialista-, se realizó un test
cognitivo que evaluó, tanto al inicio como al final del estudio, la memoria y,
especialmente, el estado de depresión mediante preguntas escalonadas. Los
pacientes que tenían mascotas mostraron menos depresión y mejor memoria. Los
beneficios son claros y están ampliamente documentados por la ciencia. Por
ello, la recomendación es clara: un adulto mayor que está solo, o dos adultos
mayores que lo estén, debería considerar adoptar un animal".
"Una de las estrategias tiene que ver con las mascotas. Estas producen varios beneficios. El primero es que la relación con el animal es simbiótica: el animal se nutre del cuidado del adulto mayor, y el adulto mayor se beneficia de la responsabilidad de cuidar al animal. Esto lo obliga a ordenar su vida, comprar comida, sacar al animal a pasear, bañarlo y llevarlo al veterinario, como si fuera un hijo nuevo. En segundo lugar, las mascotas fomentan la actividad física, ya que obligan al adulto mayor a caminar.
En muchos lugares del mundo,
existen zonas específicas para perros en las plazas, donde los adultos mayores
pueden sentarse y socializar entre ellos. Finalmente, las mascotas disminuyen
el insomnio. Se ha demostrado que cuando un perro duerme en la habitación de un
adulto mayor, o incluso cuando duerme junto a él, los índices de insomnio
disminuyen en ese grupo", explicó.
A su turno el doctor Juan Hitzig, médico especialista en psico-bilogía del estrés y envejecimiento, habló sobre la relación entre la cooperación humana, el envejecimiento y la importancia del afecto.
"Somos una especie de manada. No corporal, pero sí afectiva", comenzó Hitzig, al destacar que los seres humanos estamos hechos para cooperar, creer en un proyecto común y colaborar. "Es nuestra esencia, está en el ADN, es la base del amor", afirmó. Y advirtió que, a pesar de esta predisposición natural, muchos individuos se ven aislados, ya sea por autodeterminación o por circunstancias sociales. Este aislamiento, según el especialista, tiene "serias consecuencias psicológicas y, luego, neurocognitivas como efecto del aislamiento", lo que acelera la biología del envejecimiento, creando un ciclo que agrava progresivamente la condición de la persona.
En este sentido, el especialista destacó el "poder
terapéutico" de los animales de compañía: "Son un recurso muy utilizado en las
clínicas y centros psiquiátricos, pero también pueden ser proporcionadas por la
familia". Según Hitzig, el estímulo afectivo que estos animales proporcionan es
fundamental para mejorar la salud emocional y física. "El estímulo afectivo
estimula la serotonina, la dopamina y la oxitocina (fórmula neurobiológica del
amor), tres neurotransmisores activadores hormonales que reducen la química del
estrés y potencian la actividad cerebral e inmunitaria, mejorando la calidad de
la salud psíquico-física, reduciendo la evolución de la enfermedad y retrasando
el deterioro".
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