Miguel Galeano es un joven de Mar del Plata que se encuentra preparándose para asistir a los Juegos Paralímpicos de París 2024. Luego de sufrir un accidente que provocó la amputación de una de sus manos, el deportista encontró refugio en el taekwondo.

"Estoy muy contento con mi deporte y lo pude adaptar a mi vida muy cómodamente", señala el joven.

Miguel relata el peso que tuvo la ayuda de su psicóloga en todo el camino hacia la práctica de este tipo de arte marcial: "Ella me presentó el deporte. De inicio no me interesaba a nivel competitivo. Sí me interesaba como una forma de volver a adaptar mi cuerpo o adaptarme a la sociedad, de poder comunicarme, a estar con personas, de poder ganar confianza, de poder marcar un poco el físico. Pero a medida que fueron pasando los entrenamientos y las vueltas de la vida, me fui enganchando en el deporte y empecé a competir a nivel nacional".

"Más allá de tener las condiciones físicas, que yo sé muy bien que tengo, nosotros estábamos entrenados para ganar, pero teníamos que acondicionar la cabeza para estar concentrado y estar atento en ese momento para que no se nos vaya la atención en ningún cruce o en ningún momento preciso", completa.

Previamente a la eventualidad que lo llevó a perder su mano, el deportista marplatense practicaba boxeo. Ahora, Miguel compite en la categoría K44 - la cual comprende a luchadores con coordinación ligeramente limitada en una parte del cuerpo- y la división de menos de 58 kilos.

"Yo hoy la amputación ya la tengo asimilada, ya la tengo aceptada y creo que se puede decir que logré mi objetivo, que era adaptarme a la sociedad", asegura Miguel.

El joven pasó la clasificación pre-olímpica en República Dominicana, lo que le permite participar en los Juegos Olímpicos el próximo mes de agosto en Francia. "Yo creo que es un trabajo en conjunto", comenta en relación al apoyo de todo el grupo de personas que lo acompaña. "Acá está muy bien hecho el trabajo profesional", agrega.

"En ese momento estoy peleando yo, pero hay un trabajo enorme de profesionales, médicos, entrenadores, psicólogos, no se ve el trabajo ahí, pero sí se ve con la habilidad que yo manejo los combates o el punto donde llegamos", agradece Miguel.

Miguel también reconoce el noble trabajo de su entrenador, Martín, quién lo ayudó a llegar en donde se encuentra el día de hoy.

El marplatense no solo afirma que se siente orgulloso de poder participar en la próxima competencia mundial, sino que también siente felicidad de poder representar a la Argentina: "Es algo que me llena el corazón de felicidad, de poder levantar mi bandera, y festejar junto a mis colores y a mi equipo, y subirlo a lo más alto del podio".

Miguel es un ejemplo de superación y resiliencia. "El cuerpo tiene grandes capacidades, puede hacer muchas cosas, solo hay que convencer a la mente", es el mensaje que busca transmitir para inspirar a quienes transitan una condición similar a la suya.