27/03/2024
Rememoramos el significado de esta tradición de comer huevos de chocolate durante el Domingo de Pascua.
Como cada año, alrededor del mundo las familias se sientan en la mesa a compartir una de las tradiciones más arraigadas durante el Domingo de Pascua: los huevos de chocolate.
El significado histórico y religioso del huevo
Desde la antigüedad, el huevo ha simbolizado fertilidad, esperanza y renacimiento. En la mitología egipcia, adquirió importancia cuando el ave fénix renació de un huevo después de quemarse en su nido.
Los hindúes también creían que el mundo había surgido de un huevo.
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En el caso de los primeros cristianos, el huevo representaba la resurrección de Jesús. Durante la Edad Media, en la Pascua, los huevos de gallina o pato se pintaban y se consideraban objetos preciosos, celebrando así el "festín del huevo" como símbolo de alegría y celebración.
¿Cómo surgieron los huevos de chocolate?
La tradición de regalar y comer huevos de Pascua proviene de tiempo atrás. Se dice que el Rey Luis XIV de Francia fue quién le pidió a su propio pastelero personal que creara huevos en base a pasta de cacao para celebrar la llegada de la primavera.
En el siglo XIX, en Alemania, Italia y Francia, surgieron los primeros huevos de chocolate con pequeños regalos en su interior. Actualmente, en algunos países europeos como Italia, las familias llevan huevos a la iglesia el Domingo de Ramos para bendecirlos y consumirlos en el Domingo de Resurrección, mientras que en otras culturas, como en Estados Unidos, los más chicos de la familia realizan una búsqueda de huevos de chocolate o plástico.
La industrialización y las sorpresas dentro de los huevos de Pascua
La propietaria de una chocolatería en el centro de Turín, Giambone, fue quién inició la tradición - cerca del año 1725- de regalar a sus nietos una canasta llena de huevos de chocolate. Estos huevos se encontraban elaborados rellenando cáscaras vacías de huevos de gallina con chocolate líquido y miel. Ante el éxito de la idea, Giambone presentó los huevos de Pascua en su taller, donde rápidamente se convirtieron en un éxito y dieron lugar a una tradición que se extendió por todo el mundo.
Así, a principios del siglo XX, en Turín, se dio un importante avance en la producción de huevos de Pascua de chocolate gracias a los pasteleros de Casa Sartorio, quienes patentaron un método de producción en serie.
El mismo consistía en un molde cerrado con bisagras que se colocaba en un dispositivo capaz de girar rápidamente. Esta innovación permitía distribuir uniformemente el chocolate, creando dos mitades perfectamente complementarias. Una vez que se enfriaban, podían decorarse a gusto antes de ensamblarlas, dando como resultado al huevo de Pascua.
Además, este proceso posibilitó la inserción de una sorpresa en el interior del huevo, una costumbre que se popularizó rápidamente hasta el período de posguerra. Inicialmente, las sorpresas eran animalitos hechos de azúcar.
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