Augusto Galeppi, oriundo de Temperley, junto a su fiel compañera de cuatro patas, Yara, finalmente llegaron a Ushuaia.

Desde que emprendieron este viaje, cada momento ha sido una experiencia mágica, como él mismo describe en diálogo con El Bonaerense: "Estos dos meses con Yara fueron mágicos desde que salimos: las paradas de descanso al costado de la ruta, darle de comer, darle agua, y el cariño, después llegando a los lugares naturales para que ella pasee, se pone re contenta, salta, la veo chocha."

El vínculo entre Augusto y Yara ha crecido con cada kilómetro recorrido, superando los desafíos y adaptándose juntos a la vida en la carretera. "Al principio estaba incómoda en el carro y un poco estresada pero igual que yo, ya que era un cambio muy grande de vida, estar en la ruta constantemente a la deriva y ella también lo sufrió, pero hoy en día ya se acostumbró," admite Augusto.

Llegar a Ushuaia fue un momento de celebración, marcando el éxito de un arduo trabajo y la realización de un sueño largamente ansiado. "Cuando llegamos a Ushuaia fue una explosión de emoción, alegría de haber conseguido el objetivo, tantos km, tantas anécdotas y sacrificios que conlleva, todo el laburo previo que vengo haciendo hace casi un año," expresa.

Sin embargo, para Augusto y Yara, este es solo el comienzo de una aventura aún más grande. Con planes de explorar el norte del país y cruzar a Chile, su viaje promete seguir adelante.

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"El viaje sigue, voy a empezar a subir hasta El Chaltén, cruzar a Chile y hacer la carretera Austral, una vez terminada volver a argentina y subir por la ruta 40 hasta la Quiaca," cuenta el viajero.

En este viaje, Augusto y Yara no solo han recorrido distancias físicas, sino que también han fortalecido un vínculo especial. "El amor de un perro incondicional es mágico y sanador", decribe.

Sobre el viaje de Augusto y Yara

La motivación detrás de este viaje va más allá de la mera exploración; busca liberarse de la rutina y sumergirse en la esencia de la vida viajera con la mejor compañía: Yara, su perrita.

"Desde los 8 años viajo con mis viejos, hicimos viajes bastante largos en un falcon y desde esa edad conozco la cordillera. Eso me marcó para toda la vida"

En total, realizó 16 viajes a la cordillera y recorrió innumerables lugares de sur a norte en Argentina. La travesía es su forma de conectarse con su pasión por los viajes y de escapar de la monotonía.

Su leal compañera de cuatro patas es Yara, una perrita de 4 años que rescató de un cesto papelero en la Capital. "La perrita es mi compañera fiel. Para viajar con ella es bastante complicado, más en bicicleta. Pero la llevo en un trailer donde se sube. Vamos parando, le doy de comer, se porta bastante bien y me va acompañando", explica Augusto sobre el desafío de viajar con su mascota.

A pesar de los desafíos, ha experimentado gestos solidarios que lo han conmovido profundamente. Desde una chica que le brindó analgésicos y comida después de escuchar una entrevista radial hasta familias que lo invitaron a compartir la mesa en momentos de tormenta.

La travesía para Augusto también es una oportunidad para conectarse con las personas y lugares que encuentran en el camino. "Pase la Navidad en medio de la ruta, gracias a la invitación de una familia en un parador en la Ruta 51", comparte Augusto, destacando la generosidad y hospitalidad que ha experimentado en su travesía.

Para seguir de cerca esta fascinante aventura y apoyar a Augusto y su perra se puede seguir su cuenta de Instagram: @abriendomundoss o visitar su canal de YouTube