10/10/2023
El Bonaerense habló con Agustín Londinsky, arquero de un equipo de la cuarta división de Israel, para conocer cómo se vive de cerca la crisis desatada por los ataques del grupo terrorista Hamas. "Justo iba a ir al banco de suplentes por primera vez y pasaron todas estas cosas", cuenta.
por
Alejo Porjolovsky
El conflicto desatado por los brutales ataques de la organización terrorista Hamas en Israel golpearon de cerca la Argentina. No solo por los innegables lazos que hay entre ambas culturas, sino también por la presencia de miles de compatriotas que eligen ese país para vivir.
Según las cifras oficiales, hubo 7 argentinos que fallecieron, otros 15 están desaparecidos y más de 700 son los que le solicitaron a la Cancillería ser repatriados en los aviones Hércules que en breve aterrizarán en el país de Medio Oriente.
Uno de los argentinos que eligió irse a vivir a Israel y hoy vive de cerca el conflicto es Agustín Londinsky (22), quien junto a su hermano y otros dos compatriotas viven en un departamento de la ciudad de Nahariya, a 180 kilómetros de la Franja de Gaza -epicentro del conflicto-, donde juega al fútbol.
En diálogo con El Bonaerense, el joven cuenta cuáles fueron sus primeras reacciones respecto del ataque perpetrado por la organización terrorista que está presente en el enclave en disputa entre palestinos e israelíes.
"A primera hora, cuando nos despertamos, la situación nos desconcertó a nosotros. No entendíamos nada de lo que estaba pasando", relata el argentino.
"De repente me encontré con un mensaje del Municipio hablando de ayuda psicológica y no sabía a qué se refería. Después fui viendo las noticias, que cada vez eran peores. Porque primero se hablaba de que hubo algunos ataques terroristas, que es una cosa que puede pasar acá, pero después nos fuimos enterando de lo que pasó en la fiesta electrónica, que se rompió la valla y hubo ataques coordinados y programados", detalla.
"Ahí ya te das cuenta que no fue algo de algún grupito que se cortó solo e hizo lo que hizo, sino que era algo que estaba armado hace tiempo. También te das cuenta de la magnitud que tuvo y, lo más grave, la conmoción de la gente que uno tiene acá en el barrio, en la zona, que no entendía qué pasaba", agrega.
El ataque de la organización fundamentalista islámica agarró a Londinsky a apenas dos meses de haberse instalado en Israel. El joven arquero, que hizo las inferiores en Defensores de Belgrano, retomó su carrera futbolística para sumarse a las filas del Beitar Nahariya, institución de la ciudad cercana a la frontera con Líbano -en el norte del país- y que milita en la cuarta división.
"Llegué hace dos meses literalmente. El domingo me trajeron mi primer cheque", cuenta.
El conflicto frenó la actividad deportiva en la nación de Medio Oriente y frustró lo que podría haber sido la primera incursión del joven futbolista desde su llegada al país. Todo hacía indicar que este lunes habría podido participar del duelo entre su club y el Bnei haGolan ve haGalil por la final regional de la Copa Nacional, pero eso de momento quedó postergado.
"El jueves me enteré que iba a ir al banco de suplentes y de repente pasaron todas estas cosas. Yo soy muy nuevo acá y cuando estaba empezando a disfrutar del fútbol pasa esto", relata.
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