El argentino Brian Torrado , de 25 años, la rompe en el viejo continente jugando de manera profesional al fútbol. En diálogo con El Bonaerense, nos comentó su difícil comienzo, vivir lejos de su familia en plena pandemia y cómo es vivir en un país totalmente distinto.

Muchos futbolistas argentinos tienen el enorme deseo de jugar en el fútbol de Europa, empezando muy de abajo y con muchas dificultades: uno de ellos es Brian Torrado.

Oriundo de la localidad de Hurlingham, en el Oeste del Gran Buenos Aires, dio sus primeros pasos en clubes de nuestro ascenso: Primero pasó por Sportivo Italiano e Ituzaingó, en donde las chances eran escasas para su progreso y el tiempo avanzaba rápidamente. Es por eso que tomó cartas el asunto y realizó una prueba en Banfield, gracias a un conocido que este deporte le había dado. Tras varias semanas de intensos entrenamientos, partidos y diversas pruebas, el club finalmente le comunicó que prefería contar con jugadores de sus divisiones inferiores y no con alguien que venía de un equipo de la Primera D.

Desde allí todo fue cuesta abajo para Torrado: Tenía 19 años y sentía que se le pasaba el tren. Además, las cosas en casa no estaban muy bien y dejó por un tiempo la actividad. Trabajó en un reconocido local de comida rápida y a su vez cursaba estudios universitarios. Sin embargo, la vida le tenía preparada una gran oportunidad: "Cuando me quedé libre de Ituzaingó para irme a Banfield, un viejo entrenador estaba dirigiendo y me abrió las puertas en Polonia FC, un equipo del Federal C que está administrado por la embajada polaca en Argentina", detalla el mediocampista ofensivo.

Fue jugando para Polonia FC que se le abrió la oportunidad de ir disputar una especie de juegos Olímpicos Polacos al país de Europa Oriental: Brian Torrado fue parte del plantel del equipo argentino que llegó a la final y perdió por penales ante un combinado de República Checa.

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"A partir de ahí no me volví más; empecé a jugar KS Vulcan Wólka Ml?dzka, un club que compite a nivel regional y que está a 30 kilómetros de Varsovia. Si bien es un club amateur, tuve la suerte de que mi primer entrenador era un fenómeno: me consiguió casa, me tramitó la residencia, me consiguió un contrato y un auto para que me pueda mover. De todos modos no fue nada fácil, es un país muy frío, temperaturas de hasta -10 grados, no estaba acostumbrado en lo absoluto. Me pasaba que iba manejando y no entendía los carteles de señalización, las calles, nada". 

Meses después, Brian fue transferido al Ks Kutno, club que milita la tercera categoría del fútbol polaco. Fue gracias a una media temporada en el anterior equipo lo que llamó la atención de este club: 10 goles y 5 asistencias en 10 partidos jugados. Una marca espectacular para alguien que apenas se estaba adaptando a un cambio cultural tan grande. Allí le dieron la camiseta número 10 y tuvo grandes actuaciones, aunque la pandemia del Coronavirus frenó a todo el mundo.

"Vivía solo y el tema de la pandemia fue triste. Me agarró mucho miedo y rescindí el contrato en Kutno para volver al Vulcan, en donde conocía a mucha gente y tenían un proyecto bastante ambicioso del cual me dieron ganas de formar parte. Quería sentirme acompañado, no es lo mismo estar solo y lejos que estar cerca de gente que te aprecia. También pensé en dejar todo y volver a Argentina hasta que todo vuelva a la normalidad, pero por suerte me quedé y las cosas mejoraron".

Hoy Brian es un "polaco" más: aprendió el idioma luego de haber tomado clases particulares con un profesor y puede comunicarse con sus compañeros de equipo en buena manera.

"Nadie me regaló nada y aprendí todo con mucho sacrificio, pero por suerte la gente de acá fue muy amable conmigo. Se dice que los polacos son fríos y cerrados, pero cuando los conocés se brindan al máximo y te enseñan y apoyan bastante. Nunca hay que tener miedo, pero a veces el miedo está y más cuando te encontrás con algo nuevo. Depende de cada uno tomar o no el tren que pasa una vez y gracias a Dios pude hacerlo. Hoy por hoy estoy muy feliz jugando al fútbol en Europa y viviendo un estilo de vida muy lindo".

Para finalizar, Torrado cuenta sus expectativas con su club para este año: "Lograr el ascenso sería un sueño. Por suerte en el equipo ahora hay dos argentinos, que llegaron hace poco y están viviendo todo lo que yo viví apenas llegué al país. Los estoy ayudando mucho y vamos a luchar por el ansiado ascenso y tratar de llegar lo más lejos posible en la Copa Polaca".