Una joven deportista tuvo que asistir al Hospital Posadas para finalmente ser atendida como corresponde. El Bonaerense se contactó con la paciente quien nos comentó en detalle lo sucedido.

Una joven residente del partido de Hurlingham vivió una tensa travesía para ser atendida por un médico. Ante las negativas e idas y vueltas, tuvo que acudir a otro distrito para ser controlada y estabilizada.

“Fue horrible, estaba muy mal, sentía que no podía respirar y nadie me daba bola”, fue la frase con la que comenzó su descargo Natalia, en un grupo vecinal de Facebook. La chica contó que además de no haber personal médico en el centro de salud, la enfermera que estaba presente, no atendía lo que ella pedía. 

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El post rápidamente comenzó a ser respondido con vecinos que aseguraron la situación y que le recomendaron, tristemente, que para una urgencia o hechos similares “lo mejor es irse al Haedo o al Posadas”, y que “no vaya  a morir al hospitalito”, que por algo le dicen así, ya que según ellos, nunca llegará  a ser un hospital como corresponde. 

Además, agregaron que no solo es la guardia ya que para pedir un turno tardan al menos dos meses en asignarlo.  En este sentido, El Bonaerense se contactó con la joven protagonista para que nos cuente en detalle el episodio que padeció.

Natalia tiene 35 años, es profesora de gimnasia y tiene una vida muy activa. Este jueves, como todos los días cuando terminó de dar la última clase, se fue a su casa, tomó una pastilla para el dolor de músculos y se fue a dormir.

“Más o menos a las 2 de la mañana me desperté porque tenía la garganta muy seca, quise tomar agua y fue peor. Se me cerró todo y no podía respirar, así que me cambié como pude y fui a llamar a mi marido para que me lleve al hospital”, comenzó a contar a este medio.

Y agregó: “Yo no tengo obra social así que nos fuimos al hospitalito”, haciendo referencia al Hospital San Bernardino de Hurlingham. Una vez en el lugar, comenzó la experiencia que es mejor olvidar. “Habían dos personas en recepción, que me decían que espere, yo llorando que apenas podía respirar y ellas tan tranquilas, pareciera que lo hacían a propósito”, contó la vecina.

Una vez registrada, ella y su pareja pasaron a la sala de espera, donde tenían delante apenas a dos personas, pero la espera fue eterna como si hubieran sido veinte. En este contexto, Natalia respiraba con dificultad ya que como se mencionó, su garganta se había cerrada un poco. 

Cuando finalmente la atendieron, trató con una enfermera quien la observó y comentó que ella no podía medicar y que la médica no estaba disponible para atenderla en ese momento. A lo que Natalia pidió si le podían tomar la presión ya que tenía miedo de tenerla baja. “Yo se cuando ando mal de presión, por eso pedía que me controlara. Se lo pedí tres veces porque ella iba  y venía y yo estaba ahí sola”.

Finalmente, logró su pedido y como sospechó la paciente, su presión no andaba bien. “Entonces le pedí algo para que yo pueda poner los pies arriba y me trajo, pero volvió a irse y me quedé ahí sola en la sala”.

Y agregó la joven: “Cuando me empecé a sentir mejor ya quería irme y llamaba pero nadie salió. No había nadie para atenderme, ni en la sala ni en los pasillos. No sé a donde estaban. Me paré y busqué a mi marido para irnos”.

Recordemos que hasta ese momento, a la chica solo le tomaron la presión, nunca fue medida ni atendida por un médico que pueda darle un diagnóstico. Un momento después, el matrimonio volvió a su domicilio, pero la profesora se descompensó nuevamente y la familia se dirigió al hospital Posadas donde la atendieron con rapidez.

En el mencionado, le dijeron que tuvo una reacción alérgica por una comida que había ingerido la noche anterior, y que en esos casos, se inyecta una medicación que toda enfermera debería colocar.

“Al final era una estupidez pero me asuste mucho porque no podía respirar, sentía que me moría. Yo no recomiendo ir al hospitalito, tuve una experiencia horrible. Aparte nunca salía un médico, no salía nadie”, cerró Natalia.

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La situación en salud en Hurlingham es desesperante. Los vecinos optan por dirigirse a otros partidos para una mejor atención o un control ya que si tienen la suerte de ser atendidos, ni siquiera hay un especialista disponible. 

“Nadie se hace cargo, después te llaman para ver cómo fue tu experiencia, debería darles vergüenza”, sentenció la vecina.