El último reporte del Ministerio de Salud de la Nación reveló que se han confirmado un total de 280.000 casos de dengue y 151 decesos en lo que va del año, marcando un récord y posicionando a esta epidemia como la más extensa jamás registrada en Argentina.

Ante esta situación, tanto las sanitarias como los expertos enfatizan la importancia de tomar medidas preventivas contra el mosquito Aedes aegypti. Entre las más destacadas se encuentran la eliminación de criaderos de mosquitos y el uso de repelentes, aunque también se menciona la disponibilidad de la vacuna Qdenga en el país, aprobada por la ANMAT. Esta vacuna no se recomienda para personas mayores de 60 años, embarazadas, durante la lactancia o en individuos inmunosuprimidos.

Una de las consultas más frecuentes acerca de la vacunación contra el dengue se refiere al período de espera después de padecer la enfermedad. Según los especialistas, se recomienda esperar por lo menos tres meses luego de superar el dengue antes de recibir la vacuna.

La razón radica en que, tras experimentar la infección, el organismo genera defensas naturales contra el virus, brindando cierta protección. Este proceso incluye la producción de anticuerpos que actúan contra los cuatro serotipos del virus transmitido por el mosquito.

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Si bien la efectividad de la vacuna fue confirmada, se considera que su eficacia es aún mayor en personas que atravesaron la infección anteriormente. No obstante, se aconseja siempre consultar con un profesional de la salud para obtener información específica sobre el momento adecuado para la vacunación.

Por otro lado, los especialistas del Conicet advirtieron que la llegada de las bajas temperaturas no afecta al Aedes aegypti, el mosquito que propaga el dengue.

Según las investigaciones realizadas, aunque es probable que los criaderos de mosquitos disminuyan durante el invierno, las posibilidades de transmisión del dengue seguirán presentes. Este fenómeno se atribuye principalmente al cambio climático y al comportamiento de los mosquitos, que han logrado adaptarse a condiciones menos favorables para su reproducción.